45. Una discusión acalorada.

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Sueltame. —digo alzando un poco la voz—.

—Ian se percata de la escena y se acerca—.

Te ha dicho que la sueltes cabrón, que no oyes, vienes la pierdes y luego quieres recuperarla como si nada. Como si un maldito perdón borrara las lágrimas que ella ha derramado por ti, no seas tan imbecil la has destrozado y lo sigues haciendo. No te mereces su amor, ni siquiera se si te mereces algo en esta vida. —lo dice completamente alterado—.

Tu que sabes de mi? No tienes porque meterte maldito imbecil. —alza la voz preguntando Gabriel—.

Se lo suficiente como para catalogarte como una basura y no vales la maldita pena. —responde Ian—.

—ríe sarcásticamente—
Si, quizás no la valga pero soy el hombre de su vida y al único que va amar. —asegura Gabriel—

Que equivocado estas, yo que tu no estaría tan seguro de eso, cuando ella recupere el amor propio que tu le robaste valdras verg* para ella. Bajate de esa nube, y quítate ese airecito de superioridad.
—responde Ian—.

Wow, no me digas, espera —ríe— eres otro de esos imbeciles que se muere por ella y rechazo?.
—pregunta encabronado Gabriel—.

Fijate que si, lo admito soy otro de esos imbeciles como tu les llamas. Y sabes por qué? porque es una mujer tan increíble, de la cual no dudo ni un segundo del gran valor que tiene. Es una mujer que respetaba a toda costa el amor que sentía por vos. Ahora dime, ¿Quién de los dos es más imbecil?. Yo que me enamoré sabiendo que no iba a ser correspondido o vos que perdiste una mina de oro mientras observabas el metal de otra.
—responde alzando la voz Ian—.

—Yo solo estoy callada, escuchando cada cosa que se dicen mientras me salen lágrimas tras lágrimas, los demás no se han dado cuenta de la escena pues les dije que me dieran tiempo y se fueron un poco más largo de donde estaba, Ian fue quien se percató porque no se puso de espalda como los otros.—

Pobre idiota, digas lo que digas me ama a mi, y nunca te va a corresponder a ti, así que sigue intentándolo. Heaven nunca me va olvidar soy el primero en todo y el único que la conoce bien.
—alardea Gabriel—.

—me limpio las lágrimas ese comentario de Gabriel me enfada—.

Que es lo que te pasa? Como te atreves asegurar tal cosa. De verdad que no sabes ni lo que dices, mírate como te llenas la boca presumiendo un amor que deposite en ti a manos llenas y tiraste a la basura como si nada. Te he de ver, te he de ver, —repito—te vas a tragar cada una de tus malditas palabras. —expreso furiosa—.

Heaven tu me amas, perdóname, hablemos a solas por favor. —insiste—

Ni loca, esto murió desde que me di cuenta de la realidad.

–Heaven que hablemos dije. —alza la voz—.

Que no entiendes? No seas tan patán déjala en paz. Como vos decís ella nunca me va hacer caso eso puede ser cierto y yo lo se. Pero por lo menos quiero verla feliz tranquila y siendo valorada por alguien que si valga la pena aún así no sea yo. Porque eso es el amor desear la felicidad del otro por encima de la tuya, pero que vas a saber tu de eso sino vales nada. —expresa Ian—.

Ya ha sido suficiente te voy a partir la cara imbecil
—responde Gabriel acercándose un poco más a Ian—.

—Ian ni se mueve se queda viéndolo fijamente—

Tenías que ser tú.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora