4. ¿Quién quiere pastel?

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Narra Amber: La relación con Dylan ha mejorado mucho estos años, nos hemos vuelto mejores amigos, podría decir. El se ha vuelto una persona tierna, amorosa y respetuosa, la verdad es que se lo agradezco mucho, de no ser así, todo se hubiese ido por el caño.
Estaba pasando la tarde con el en la casa de nuestros padres, junto a Colton, que estaba con su novia, Alba. Es una chica muy bonita, trata muy bien a Colton y ambos parecen muy enamorados. Solía pensar que Colton iba a terminar siendo el novio de Nara, pero no me imagino a otra persona al lado de ella que no sea Leo.

Rose también estaba aquí, se estaba tomando una taza de té, mientras no escuchaba hablar de mundo adulto, lo cual le hace mucha gracia, ya que para ella, aún no hemos visto nada. Rose se va a un viaje a acompañar a su marido a un congreso, así que esto es algo como una despedida.

Mi celular sonó así que miré la pantalla iluminada con un mensaje de Alex.

*Amor, ya salí del trabajo ¿Aún estás en lo de tu mamá? ¿Quieres que lleve algo?* Decía el mensaje.

*Sigo aquí, no necesito nada, solo que vengas <3* respondí antes de seguir

*Estoy la puerta, ábreme* respondió Alex, así que me levanté del sofá y abrí la puerta, para ver cómo el auto de Alex se estacionaba frente a la casa.
¿Estaba mandando mensajes mientras manejaba? Me encargaré de reprenderlo más tarde.
Me quedé apoyada en el marco de la puerta viendo como el salía del auto, con toda su elegancia. Se había cambiado de ropa, no estaba de traje, traía un jean negro, con zapatos deportivos y un suéter de punto azul.
Dios, que guapo es.

El camino hacia mí y me abrazó.

—Hola, princesa— me dió un beso en la frente, luego en la mejilla y un último beso en mis labios. Me recosté en su pecho y lo abracé, mientras acariciaba su espalda con mis manos.
—Me extrañaste— susurró Alex, alimentando su propio ego a la vez que me acariciaba el cabello.

Entramos a la casa y después de saludar a todos, Alex, se acostó en el sofá, frente a la estufa de leña, y yo me senté en el piso frente a el, ya que no es buena idea hacer cucharita frente a toda mi familia.

—¿Cómo te fue hoy?— pregunté acariciando la mejilla de Alex, quién me miraba con una sonrisa tierna.

—Fue un día largo, tengo tantos números en la cabeza que podría convertirme en calculadora— acarició mi mano que estaba sobre su mejilla. Me acerqué para besar su mejilla e hice una parada en su oído.

—Prometo que haré que olvides hasta la tabla del cero cuando lleguemos a casa— susurré con una sonrisa y el me miró con los ojos muy abiertos, pero con una sonrisa.

—Me gusta— me respondió.

—Alex, hice pastel— mi madre le dió un plato con el mencionado pastel y a Alex se le iluminaron lo ojos. Es increíble, los años pasan y el no se aburre.

—Eres la mejor, Ann, todas las suegras quieren ser como tú— dijo Alex llevándose un pedazo de pastel a la boca.

—Eres un alcahuete— dije mirándolo con una expresión burlona.

—No es culpa mía que no sepas valorar las maravillas que tú mamá cocina— Alex se encogió de hombros y yo le saqué la lengua.

La puerta se abrió, dejando entrar a papá y al tío Jack, el tío Jack promocionó la cita que tuve con Alex a la pista de patinaje, la cual yo esperaba fuera genial, como en las películas románticas, pero no fue así, ya que cuando fingi desmayarme todo se fue a la mierda.

—Por favor, Amber, no te mueras— Alex me sacudió y yo hice un esfuerzo sobre natural por no reírme y por esconder la bola de nieve que había hecho.
¿Lo escuché decir que iría a la iglesia los domingos si yo despierto?

—Caíste— abrí los ojos y le tiré la bola a la cara. Su rostro se relajó visiblemente a la vez que el se tiraba sobre su espalda y se cubrió los ojos con el brazo. Me seguía riendo como una niña pequeña, hasta que lo escuché sollozar.
¿Sollozar? ¿Es que acaso va a llorar? Eso es imposible, fue solo un chiste. Tal vez lo puse muy nervioso y se asustó en serio. Ay, mierda, ni una broma decente puedo hacer.

—¿Alex?— susurré mientras me subía sobre el e intentaba sacarle el brazo de la cara. Trataba de abrazarlo y acariciarlo, pero el solo sollozaba, lo que me estaba preocupando mucho.
—Oh, Alex, lo siento, no te pongas así— susurré al borde del llanto. Por más que se que el solo me quiere para coger, tengo sentimientos por el y me rompería el corazón que el llore por mi.

—CAÍSTE— gritó el a la vez que me lanzaba una bola de nieve que impactó en mi frente y me ensució el pelo, lo que me importó realmente poco. Lo único que importa es que el no estaba llorando. Me deje caer sobre el y lo abracé como si no fuera a volver a hacerlo y en mi cabeza le pedí perdón, no solo por esto, sino por lo que voy a hacer cuando el se enamore de mi.

Dios, ha pasado tanto tiempo desde entonces, yo solo pensaba en alejarlo de mi, pero hacia todo lo posible para tener a Alex cerca y un día me di cuenta de que no quería que el se aleje, en lo absoluto. Agradezco tanto poder tenerlo conmigo hoy.

Rose salió de la cocina y cuando su mirada se encontró con la del tío, algo en ello cambió y mis sospechas de niña volvieron a nacer.

-Rosemary- dijo el tío Jack en un tono demasiado dulce.

-Jack- Rose sonrió como una adolescente enamorada.
¿Qué es lo que está pasando aquí?
Todos nos dimos cuenta, hasta Alex, que es bastante despistado, ello se quedaron mirando, como si no estuviera toda su familia aquí.

-¿Quién quiere pastel?- preguntó mamá, salvando a todos del silencio incómodo, ese que sientes cuando estás con tus amigos que son novios y se empiezan a besar.
Mmmmm, tendré que hablar con mis tíos más tarde.

Alex (||)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora