12. Te amo, sirena

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Narra Amber: Alex me dijo a la mañana que seguro iba a llover, yo creí que no, pues es el primer día de primavera. Pero fui una tonta, ya que sí llueve y ahora estoy corriendo para llegar al departamento, cubriéndome con los techos de las tiendas y restaurantes que hay por el barrio.

Antes no me gustaban los días lluviosos, pero cuando Alex volvió de la universidad, me llevo a dar un paseo en un día de lluvia, decidió que había que caminar con dos paraguas y fue una de mis mejores tardes, me llevo a recorrer una de las iglesias, ninguno está muy seguro de la existencia de Dios, pero igual rezamos. Después me compró algodón de azúcar y me llevó a ver a unos artistas callejeros. Esa misma noche me pidió que me mude con el. Fui muy feliz en ese entonces y soy muy feliz ahora.

Llegué al departamento y saludé a Richard, después me subí al ascensor. Me miré en el espejo de este y pensé que cualquier persona que me viera, va a pensar que me acaban de romper el corazón, tengo la cara empapada de lágrimas y la cara roja, todo gracias al viento que azotó mi rostro y además me estoy sonando los mocos, lo que ya no sé si es por alergias o porque pillé un resfriado.

Las puertas se abrieron en mi piso y una bonita pelirroja entró al ascensor de al lado, el que va para abajo, supuse que era invitada del vecino, Lucas, ya que el la está mirando desde la puerta y está sin camiseta y de jogging. Pobrecito, se va a enfermar.

Seguí mi camino hacia mí departamento, pues no es asunto mío, pero cuando estaba poniendo la llave en la cerradura, Lucas me habló.

—Algún día serás tú la que salga con una sonrisa de esas de mi departamento— dijo un tono demasiado seguro a mi gusto. Me quedé congelada, la mitad por el frío y la mitad por la impresión. Me di media vuelta y lo miré con un ojo entrecerrado, para asegurarme de que me estaba hablando a mi, el parece leer mis pensamientos.
—Sí, te estoy hablando a ti, preciosa— me sonrió.
Todo mi miedo se esfumó ¿Quién se cree este payaso?
Iba a contestar, cuando el ascensor se volvió a abrir y Alex salió de este. El traía puesto un traje azul, pero traía unos zapatos deportivos blancos que le quedaban hermosos y hacían juego con la camiseta que traía debajo. Alex se niega a usar los ridículos maletines que su padre y su abuelo le regalaron cuando empezó a trabajar en su empresa, a cambio, usa una jansport negra y venía acomodandosela en el hombro.
Alex ignoró olímpicamente al vecino, mientras caminaba hacia mí, cuando me alcanzó me besó la frente, después la nariz y después besó mis labios, con bastante fuerza diré. Cuando terminó de besarme tomó mi labio entre sus dientes y sincho de este.

—Hola, mi amor— me sonrió y y yo agradecí, el siempre llega a tiempo.

—Hola, bebé— respondí viendo como el giraba la llave y abría la puerta.
—Oh, espera, me olvidé de responderle al vecino— dije mirando a Lucas, que me miraba con expectativas, pobre, se metió con la persona equivocada.
—Yo creo que no, eh, pero cuídate, a veces es un barrio peligroso— le dije, con la esperanza de que entienda de que yo soy el barrio peligroso.
Después de eso me metí al departamento, dónde Alex me esperaba, mirándome con una expresión burlona.

—¿Por qué le dijiste eso?— preguntó el, a la vez que se sentaba en el sofá. Bonito saltó sobre el, a la vez que Carlos venía a olfatearme.

—Hola, mi precioso— me agaché y lo acaricié. Después de llenar los platos de nuestras mascotas con comida, subí la calefacción y me senté sobre el regazo de Alex.

—¿Qué pasó con el vecino?— preguntó Alex abrazándome por la cintura.
No le voy a mentir, así que le conté lo que me dijo y me arrepentí, ya que Alex se puso rojo como un tomate y se que eso es ira, nunca le ha gustado que me falten el respeto y ni que hablar de sus celos, que nunca han afectado mucho lo nuestro, ya que el sabe perfectamente que yo jamás le haría daño.

—Le voy a mostrar una sonrisa que no olvidará— Alex se paró del sofá conmigo entre sus brazos y yo lo detuve.

—Tu no te vas a ninguna parte, eso ya lo resolví, ahora vamos, llévame al baño y tomemos una ducha— besé su mejilla y el suspiró molesto.

—Amber, si te vuelve a molestar me dices y voy a tener una pequeña charla con el ¿Okey?— preguntó el y yo asentí, antes de besar su mejilla.
—Y llámame cuando salgas del trabajo, sabes que puedo pasarte a buscar, así no pasas frío, mira cómo estás, parece que lloraste todo el día, mi amor— el pegó su frente a la mía y yo besé su nariz, el me regaló una bonita sonrisa.

Después de eso, el me llevó al baño, nos quitamos la ropa y después nos metimos debajo de la ducha. Es un alivio para mí sentir el agua caliente sobre mi piel fría.

—Cuando terminemos aquí, te haré un té con miel y puedo pedir pastel de la panadería de enfrente, te ves enferma— dijo Alex tomando el shampoo para después empezar a lavar mi pelo.

—Sí, papi— bromeé y apoyé mi frente en su pecho.

—No me digas así, o tendré que detener el baño para ponerte en cuatro— dijo el y algo me dice que va enserio.
Mis pensamientos lujuriosos pasaron cuando recordé que Grace me llamo hoy.

—En otro momento será...me llamó Grace— dije con una sonrisa nerviosa. El cumpleaños de Alex no es algo que a él le importe mucho, los últimos años ha soplado velas sobre muffins y además solo hemos salido a comer hamburguesas con los chicos, pero Grace tiene esas ganas de hacerle una fiesta desde que yo la conozco.

—Agh ¿Llamó a todo el barrio acaso?— preguntó el enjuagando mi pelo.

—¿A quien más llamo?

—A papá, a mi madre y Max me avisó que a él también lo había llamado— respondió el.

—Quiere hacerte una fiesta, amor, déjala, en su mayor sueño— le hice un puchero y el me besó.

—Yo ya le dí el sí, Amber, pero es que realmente no me gusta mi cumpleaños— respondió el, esmerado en dejar mi cabello limpio.
Que Alex le haya dicho que sí me alegra mucho, pues Grace ha querido hacerlo hace mucho, pero el siempre le decía que no, que prefería y a tomar algo con ella y que sea tranquilo.

—¿Recuerdas la vez que te hicimos un cumpleaños en el caserón? La pasaste muy bien esa vez— sonreí para animarlo.

—Sí, también encontré a mi padre en casa ajena y a mi madre pasada de coca en nuestra cocina, no fue un gran día, pero fui feliz cuando me fui contigo— besó mi frente y yo lo abracé.

—Te prometo que este año será un día genial, haré lo posible para que la pases bien y para ayudar a Grace, te amo— le dije y el me abrazó más fuerte. No suelo decirle "Te amo" muy a menudo, si le digo "yo también" o "yo más", pero se que a veces a el le gusta escuchar las palabras tal como son.

—Te amo, sirena.

Alex (||)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora