Maratón 2/3
Narra Amber: Apenas llegamos a la casa de Leo y Nara, corrí a buscarla, cosa que se me dificultó usando zapatos altos, pero aún así lo logré. Debo aprovechar este tiempo que Alex está usando para saludar a los chicos, así le dire a Nara lo del regalo, no vaya a ser que Alex pregunte y ella no sepa qué contestar.
—Que linda estás— dijo Nara, haciendo que de una vuelta en mi lugar.
Ella estaba disfrazada de algún personaje de anime que realmente no conozco, pues eso es cosa de ella y Leo, pero aún así se ve hermosa.—Gracias, Gracias— sonreí, fingiendo ser coqueta —Escucha, le dije a Alex que te regalaría aretes de parte de los dos, pero es mentira, en caso de que pregunte cúbreme— dije, a la vez que Keila aparecía detrás de Nara. Ella estaba disfrazada de una versión realmente sexy de Cruela de Vil.
—¡Hola!— exclamó ella, antes de venir a abrazarme.
—Eres toda una mami— dijo ella y sentí el color drenar de mi cara. Demoré un poco en entender que era una "mami" porque estaba "sexy", pero mi cabeza hizo cortocircuito por un segundo.
—Ups, elegí mal las palabras, lo siento— Keila sonrió y antes de que pueda decir algo sentí los brazos de Alex rodear mis hombros.—Hola, chicas, que lindas están— dijo el, con una sonrisa amable.
—Gracias, marinero— Nara dijo en tono de burla.
—¿Te gustó tu regalo?— le preguntó Alex, sonriendo más ampliamente. Nara es rápida, siempre lo fue y puede inventarte toda una historia en dos segundos si se lo propone.
—Oh, sí, me encantaron, mira, los llevo puestos— ella sonrió y se corrió el pelo de su peluca para mostrarle los aretes que traía puestos, solo que no se los regalamos nosotros.
—Me alegra— dijo Alex, antes de que Leo apareciera, ofreciéndonos cervezas.
Adiós alcohol.
Tengo que ser responsable, pues ya no soy sólo yo, pero eso los chicos aún no lo saben. De todas formas solo dije que no quería y quedó en eso.—Vamos a bailar— dijo Keila, antes de tomar la mano de Max para guiarlo a el lugar designado para bailar. Los compañeros de Nara parecen ser muy divertidos, pues no hay uno que no esté bailando.
Alex nunca baila en realidad, el solo se para detrás de mi y mientras yo me muevo, el solo cambia su peso de un pie a otro y para eso él es un baile digno de presentar en un teatro, pero es divertido.
Todos empezamos a bailar, pero poco me pude concentrar cuando Alex apoyo sus manos justo sobre mi vientre, cosa que él siempre hace, pero todo se ha vuelto extraño para mi, ahora cada pequeño detalle me recuerda a bebés.
Es lo único que he podido pensar en estos días, lo que hace que mi nerviosismo aumente, pues no tengo ni la más puta idea de cuál va a ser la reacción de Alex.
Aún así, algo ha cambiado en mi, pues aunque intente, no puedo imaginar otra posibilidad que no sea ver a este bebé crecer, lo que me aterra, pues nunca pensé compartir mi vida con nadie y ahora, Alex está creando una familia y ni siquiera sabe.—Desearía que estuviéramos solos, sirena, no tienes idea de cómo he dejado nuestro escritorio en mi cabeza— susurró el, acercando mi cuerpo al suyo.
Más allá de lo que dijo, solo pude escuchar la palabra "nuestro". Alex siempre habla en plural, es nuestro departamento, nuestro escritorio, nuestra cama, nuestras mascotas, todo es "nuestro". Cosa que me hace sentir como que realmente somos compañeros. Alex no es solo mi novio, es mi compañero, mi mejor amigo, todo en realidad y pronto será el padre de mi hijo o hija.
¿No es eso una locura?—Amber ¿nos acompañas?— preguntó Nara, señalando con su cabeza a donde estaban las bebidas. Pero se que me quiere decir algo.
—Claro— me separé de Alex y junto a mis amigas nos alejamos de los chicos.
Yo me serví un vaso de refresco, antes de comerme uno de los alfajores que estaban sobre la mesa.—¿No le dijiste nada?— preguntó Keila, tomando de su trago.
—No, aún no— le respondí, sin poder dejar de meterme dulces a la boca.
—Tienes que hacerlo, Amber, él está completamente fuera de contexto y se nota que sospecha algo desde que nos vio el otro día— dijo Nara, mirándome seriamente. Ella es como mi mamá, pero de mi edad.
—Se lo dire el domingo en lo de Grace, espero que nada salga mal.
[...]
Mi trasero aterrizó en el escritorio, a la vez que un Alex totalmente hecho una fiera se acercaba a mi para besarme nuevamente.
Hay algo que me llama totalmente la atención siempre y es que nosotros jamás dejamos de sentir euforia cada vez que nos disponemos a tener sexo. El deseo sigue intacto, la fantasía, nuestro lado más salvaje, todo sigue intacto y solo me excita más con cada vez.
Admito que estuve asustada de no poder tener sexo estando embarazada, pero me informe lo más que pude y tener sexo está más que bien, así que aquí estamos.—Te ves tan sexy ahora mismo, sirena— susurró Alex, antes de morder el lóbulo de mi oreja.
Tomé su camiseta y se la quite con la misma rapidez con la que le baje los pantalones. Dios, Alex es un puto Dios del sexo y sabe perfectamente qué hacer para que mi cuerpo tiemble con solo un toque suyo.
Él se arrodilló y abrió mis piernas, antes de meter su cabeza entre mis muslos, encontrándose con mi zona íntima, pasando su lengua por toda esa parte.—Dios— gemí, cerrando mis ojos y aferrando mis manos al borde del escritorio, a la vez que tiraba mi cabeza hacia atrás.
Alex sabe hacer magia con su lengua, es algo que he tenido tiempo de apreciar. Él se abrazó a mis muslos, a la vez que sus lametones se hacían más agresivos y mis piernas comenzaron a temblar, a la vez que mi vista se empezaba a nublar.
—Alex— gemí, bajando mi vista hacia él y cuando nuestros ojos se encontraron la diversión apareció en los suyos, a la vez que me tomaba del culo, acercándome más a él.
—Estoy cerca— gemí, tirando de su cabello y pocos segundos después, llegué a uno de los orgasmo más intenso que he tenido, a la vez que mis piernas temblaban.Alex se levantó del piso y antes de que pueda recuperar mi aire, él ya me estaba besando con una agresividad que me encanta.
—Nunca es suficiente para mi, sirena, quiero todo de ti, memorizaré cada parte de tu cuerpo y no habrá un lunar tuyo que yo no conozca— susurró en mis labios, antes de penetrarme, haciendo que tire mi cabeza hacia atrás, a la vez que mi espalda se ponía extremadamente derecha.
—Soy tuya— gemí, abrazándome a sus hombros, a la vez que sus embestidas empezaban a tener ritmo y su cuerpo se pegaba al mío, como si quisiéramos estar aún más cerca de lo que ya estábamos.
Su enormes manos acariciaban mi espalda, a la vez que nuestros movimientos se sincronizaban, haciendo que él llegue cada vez más profundo y que mis músculos se empiecen a contraer.—Mírame, sirena— gruñó él y yo saqué mi cabeza de su hombro para verlo a los ojos.
El puso su mano al rededor de mi nuca e hizo que mi mirada quede fija en la suya, mientras él seguía penetrando con entusiasmo.
—Te ves tan sexy, así, con las mejillas rojas y gimiendo mi nombre, dime que eres mía, Amber— dijo jadeante y me desafió con la mirada. Gemí, encorvando mi cuerpo al suyo.—Soy tuya, Alex, toda tuya— gemí, sintiendo como el orgasmo se iba expandiendo por mi cuerpo.
—Buena chica— sonrió el, empujando una vez más, haciendo que mi cuerpo entero tiemble envuelto en un orgasmo maravilloso. Sentí como Alex llegaba a su orgasmo, a la vez que yo intentaba juntar mis muslos, pero su cuerpo me lo impidió. Podía sentir mis ojos cerrados con fuerza, a la vez que me volvía realmente consciente de que las manos de Alex seguían recorriendo mi cuerpo.
—Abre los ojos— su agitada respiración se mezcló con la mía, a la vez que lentamente abría mis ojos, encontrándome con el infinito océano de los suyos.
—¿Cómo te sientes?— preguntó el, acariciando mi labios con su pulgar.
Se que pregunta solo para sacar al presumido de paseo un rato.—Fantástica.
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Alex (||)
RandomTerminar la universidad significa comenzar una vida de adulto y con ella hay dificultades. Amber y Alex no tienen nada muy claro, pero hay una cosa de la que están seguros y es que quieren afrontar todo juntos. (Segunda parte de Amber)