45. Día de Amber.

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Narra Alex: "Tomarás mi lugar. Alex"

Tener un ascenso no era algo que esperaba. Papá asumirá el puesto de Rami, dejando su puesto libre y quiere que yo lo asuma, lo que pone mucha presión sobre mis hombros.
No estoy seguro de tomarlo, le tengo mucho miedo y no sé si estoy preparado para eso.

Papá dijo que lo piense, pero que igual no consideran a nadie a parte de mí para el puesto. Creo qué hay mucho potencial en la empresa, creo que deberían analizar un poco más la situación.

Por mi parte, solo quería volver a casa, estar con Amber y acostarme a dormir, ya que no he dormido casi nada en los últimos días y a causa de eso Amber también se queda despierta, lo que me hace sentir mal, pues no quiero afectarla.

Abrí la puerta y Carlos saltó a mi, emocionado, mientras movía su cola y sacaba la lengua. Lo abracé y acaricié su cabecita.

—Hola, hijo, hola precioso— le dije, tomando su cara entre mis manos.

Cerré la puerta, para después dejar mis cosas sobre el sofá. Necesito una ducha, necesito relajarme un poco.
Abrí la puerta de la habitación y vi a Amber dormida, con uno de sus hermosos pijamada, hoy toco a cuadros. Se ve tan hermosa mi sirena, tan serena, descansando.
No la despertaré, iré a bañarme y luego me acostaré a su lado.

Estoy pensando manera de hacer que Amber y yo nos desconectemos al menos por un día. Que tengamos un día entero solo para nosotros, sin llamadas, sin mensajes, sin trabajos, ni problemas. Quiero verla feliz, al menos un rato, quiero que olvidemos a Rami, que olvidemos los ascensos y que lo único que tengamos que pensar es en que tan largo será nuestro beso.

Salí de la ducha, para después dirigirme al cuarto. Me puse una bermuda y amague en acostarme, pero empezó a llover. Siempre me ha gustado la lluvia de verano, pero si no cierro la ventana mojara la computadora y los papeles de Amber. Me acerque al escritorio y estire mi brazo para cerrar la ventana, despacio, pues no quiero despertar a Amber.

Camine hacia la cama y me toco acostarme del lado de Amber, pues cuando yo no estoy ella se duerme de mi lado, abrazada a mi almohada, lo que me mata de ternura. Me acosté a su lado y rodeé su cintura con mi brazo, acercándola hasta que su espalda quedó pegada a mi pecho. Besé su cabello, el cual estaba húmedo, delatando así que ella se había bañado antes de acostarse. Somos parecidos en muchos ámbitos, aunque a veces creo que adopte muchas costumbres de ella.
Aspire su olor a coco y no pude evitar abrazarla más fuerte, pues ella huele a lugar feliz...MI lugar feliz.
A veces me abruma lo mucho que siento por ella, me asusta, pues ella tiene el poder de elevarme hasta el cielo con un beso y también tiene el poder de tirarme al vacío con solo dos palabras.

Un trueno resonó por todo el lugar, espantando a Amber, que giró entre mis brazos y se aferró a mi, escondiendo su cara en mi pecho.
Mi pequeña sirena.

—No, no puedo— ella habló dormida y yo me preocupé, aunque no me sorprende que ella tenga una pesadilla, no después del estrés que pasamos los últimos días.

—Amor— besé su frente, intentando despertarla.

—No me dejes— susurró ella, aferrándose más a mi, aún dormida.
¿Estará soñando con Jonathan?

—Sirena, despierta— acaricié su cabello y ella abrió los ojos despacio, aunque eso no me impidió ver el pánico que había invadido su dulce mirada.

—Alex, mi amor, estás aquí— me abrazó más fuerte y besó mi pecho repetidas beses, antes de estirarse para besar mis labios.

—Tu lo eres todo para mi, Amber Elisa y siempre estaré aquí, preguntándome porque me has elegido a mi— besé su mejilla y acaricié su cabello, quitándoselo de la cara. Ella me miró con un puchero y había lágrimas en sus ojos, lo que me pone triste.

Alex (||)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora