32. Piensalo

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Narra Alex:La alarma sonó... es día de volver al trabajo, así que la apague rápido, no quiero despertar a Amber y tampoco a David, quien se ha robado a mi novia todos estos días.

Me levanté de la cama, pero me quedé parado a un costado, observando a Amber, quien abrazaba a mi hermano, haciéndome fantasear una vez más sobre tener hijos.
Ya los tendremos, todo a su tiempo.

Salí de la habitación con mi celular en la mano para llamar a papá, ya que necesito llevar a David conmigo, pero no tengo la silla de bebé para el auto. Él podría pasar a buscarme, iríamos juntos a la oficina, después le puedo pedir a Amber que use mi auto y después podría pasarme a buscar por la oficina, o tomó el autobús, después lo soluciono.

—Alex— papá atendió la llamada.

—Hola, pa ¿Estas bien?— le pregunté, él respondió que estaba bien. Después le comenté mi plan y dijo que vendría por mi en cuarenta minutos, así que me metí a duchar.

Luego de vestirme y acomodar mi mochila, me arrodille a un lado de la cama, para despertar a Amber, a quien me daba pena despertar, ya que se veía tan tranquila, hermosa.

—Amber— susurré acariciando su brazo, rozando la tela de satén de su pijama violeta. Ojalá pudiera quedarme acostado su lado, pero esto ya no es el instituto y necesito trabajar.
—Amor— susurré, insistiéndole para que se despierte y ella abrió los ojos despacio. Cuando me vio, estiró su mano y la puso sobre mi mejilla, mientras movía su pulgar acariciando la zona, giré mi rostro y besé la palma de su mano.

—¿Ya te vas?— preguntó en un susurro.

—Sí, me llevó a David— le respondí. Ella miró a su costado, donde estaba David, abrazado a su brazo, ella sonrió dulcemente, antes de besarle la frente. David se removió, dándole la espalda y alejándose un poco, lo que me da luz verde para cargarlo hacia el auto.
Amber se levantó despacio de la cama, sin querer despertar a mi hermano, una vez que estuvo parada, me abrazó, apoyando su cabeza en mi pecho.

—Ten un buen día— dijo ella, antes de besar mi mejilla.

—Tu también, dejare el auto, las llaves están en la puerta, puedes usarlo si quieres— le informe, sin querer separarme de ella.

—Bien, puedo pasar por ti a la tarde, podemos ir a recoger mi vestido para la boda de Max y Keila, si quieres— me sonrió de lado y yo asentí.
Ella y Nara serán damas de honor, ambas aman el color negro, pero Keila tenía otros planes para ellas, decidiendo así que los vestidos serían rosados y Amber tiene los nervios de punta por eso, aún así, creo que cualquier color le quedaría hermoso.

—Por supuesto, pasa por mí cuando salgas de tu trabajo— besé su frente y después fui a tomar a David. Estos días lo hemos vestidos con mis camisetas y Amber ajustó algunos bóxers para que no le caigan y le quedan como bermudas, se ve gracioso y tierno a partes iguales. Lo tomé en mis brazos y él siguió durmiendo plácidamente, es un niño muy dormilón.

Amber me acompañó hasta la puerta, la cual abrió para mi, para después acomodar mi mochila, después me dio un beso y no puedo negar que me sentí como si fuéramos una pareja de ancianos, que no pueden dejar su hogar sin saludar a su amada o amado.

—Te veo más tarde, querida— bromeé, antes de darle un último beso.

—Nos vemos, handsome— dijo ella, con una sonrisa.

Cuando salí del departamento, el auto de papá estaba estacionado en la vereda de enfrente, así que crucé. Acomode a David en su asiento y después me subí en el lugar del copiloto.
Okey, ya estoy listo para una charla incómoda y sentimental.
[...]
El día que papá se fue de casa, fue uno de los más tristes de mi vida. Recuerdo haberme sentido sin esperanzas, culpable, con miedo e incertidumbre. No sabía que hacer, ni decir, no sabía cómo consolar a mi madre ni mucho menos que pensar. Mi gran ídolo se había ido, dejándome solo, a mi y a mi hermano. Por un momento creí que estaríamos bien mientras tuviéramos a mamá.
La primera vez que mamá se puso ebria, pensé que era normal, estaba triste y quería distraerse, así que esa vez la entendí. Pero entonces las noches de fiesta y borrachera se hicieron frecuentes y ella me dejó a mi y a David a un lado, eligiendo a los hombres y el alcohol sobre nosotros.
Entonces me sentí desahuciado, sin apoyo y solo. Mis padres me habían abandonado, tuve que aprender a hacerme cargo de un bebé y de paso tuve que aprender a cuidarme a mi mismo. Fue entonces cuando supe que los padres también podían romperte el corazón, de una manera horrible y lo peor es que tú no sabes si es a propósito o sin querer.

Alex (||)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora