19. ¿Té?

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Narra Amber: Cuando era pequeña solía admirar la relación de mis padres, pero siendo sincera, le prestaba más atención a la del tío Jack y la tía Rose, ya que siempre los veía escondiéndose y dándose besos como si fueran niños traviesos encendiéndose de sus padres, eran demasiado dulces el uno con el otro y recuerdo que, Jack, acariciaba a a Rose como si ella fuera una bonita pieza de cristal que se podría caer y romper con el más mínimo suspiro.
Pero un día todo eso desapareció, su romance se evaporó y de la nada, mi tío desapareció y Rose se casó con otro tipo, poco después nació Matilda y a mi me prohibieron preguntar, lo que me llama la atención aún, a pesar de ser una adulta ya.

Era sábado, era una bonita tarde y mi padre me había invitado a andar en bicicleta junto a él y mi tío, quien no ha tenido hijos... al menos no humanos, ya que su hermoso perro , Chico, le hacía compañía a él, de la misma manera que Carlos me la hacía a mi, mientras corría a un lado de mi bici, la cual estaba manejando despacio.

—¿Cómo te trata Alex?— preguntó el tío, quien iba a mi lado.

—¿Como tratarías tu a una sirena?— pregunté en un tono burlón.

—Pues si una sirena me eligiera para compartir su vida, yo haría todo lo posible para hacerla sentir una reina— me respondió él y yo sonreí.

—Es exactamente como el me hace sentir, tío.

Seguimos paseando hasta que llegamos a la casa de mis padres, donde nos bajamos de las bicicletas. Vi el auto de Alex estacionado en la puerta. Así que entramos al garaje y guardamos las bicis, para después ir al living, donde Alex estaba tomando café y le estaba mostrando algo de su celular a mi madre, quien sonreía.

—Hola— dije viendo cómo Carlos iba a buscar a Alex, con demasiada alegría.

—!Hola, hijo!— dijo Alex acariciando a Carlos, quien le hacía fiesta y jadeaba, muerto de cariño por Alex, de misma forma que Alex lo está por el.

—Hola, precioso— le dije a Alex antes de besar su frente.

—Hola, preciosa— respondió el dándome una disimulada palmadita en el culo.
Salude a mi madre, para después sentarme sobre su regazo, abrazándola por los hombros y besando su frente.

—¿Quieres un té, pequeña? Puedo hacerte un jugo de naranja si quieres— dijo mamá acariciando mi espalda y yo negué, haciéndole saber que estaba bien, antes de besar su cabello.
Todos nos sentamos a escuchar historias del tío Jack, quien ha vivido bastante y en muchas partes del mundo y logró cumplir su sueño de recorrer el mundo, a la vez que diseñaba una marca de ropa reciclada y la hizo muy popular.

Mire por la ventana hacia la calle y por un momento creí que estaba viendo mal, pues me pareció ver a Matilda corriendo por la calle y descalza, pero supe que vi bien cuando el timbre empezó a sonar a la vez que golpes en la puerta.
Me levanté rápidamente a abrirle y cuando lo hice, ella saltó a mis brazos.

—¿Qué pasa, Mati?— pregunté acariciando su cabello y haciendo que me enfrente, entonces noté que tenía sangre en la nariz.
—¿Qué pasó?— pregunté preocupada, ella es como mi pequeña hermana y no soportaría que algo malo le pasase.

—Mi...mi padre, él enloqueció y me golpeó, por suerte pude escapar, pero mamá sigue ahí, hay que ayudarla, Ber, por favor— sollozó ella mientras soltaba grandes bocanadas de aire.
Matilda es la única persona que tiene permitido decirme Ber y su padre es la persona más mala que he conocido.
El tío Jack se puso en alerta máxima, mientras se paraba a mi lado.

—Quédate aquí ¿Si? Nosotros vamos a buscar a Rose, no te preocupes— besé su frente y después salí de mi casa, corriendo, en dirección a la casa de mi tía, quien, por mala suerte, solo se ha encontrado con hombres malos a lo largo de su vida. Empezó por casa, con su papá, un machista, golpeador que solo supo hacerle la vida difícil a ella y a la abuela. Rose y mi madre son hermanas solo por madre, ya que el padre de mi madre falleció cuando mamá era pequeña y la abuela se consiguió otro marido, quien le hizo la vida un yogurt.

Alex (||)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora