Alex (||)

31. ¿Que aventuras nos esperan hoy?

Narra Alex: Si hay algo que me costaba hacer en la universidad era dormir, pues me sentía incómodo y solo, ya que me había pasado todo el verano durmiendo con Amber, me costaba mucho dormir sin ella, sin poder abrazarla, sin poder oler su cabello por las mañanas, el primer mes me levantaba súper irritado, dormía mal y estaba todo el tiempo molesto. Martín, mi compañero de habitación, era un hippie relajado, que me ofrecía marihuana cada dos por tres, diciendo que eso me relajaría, pero en mi cabeza sonaba la voz de Amber diciéndome que las drogas no eran buenas.
O cuando estaba apunto de acostarme con otra chica, no podía, la cara de Amber se presentaba ante mi y yo ponía una excusa para irme. Apenas llegaba a mi cuarto le mandaba un mensaje a Amber, el cual ella respondía enseguida y me llamaba, era lo único que me ayudaba a dormir bien, escuchar su voz antes de dormir.
La extrañé tanto que termine por valorarla más que nada. Por eso cuando volví de la universidad y volví al departamento, lo primero que se me pasó por la cabeza fue pedirle que viva conmigo, para mi suerte aceptó.

El sol entraba por la ventana, como aquel día que tuve que dejarla, sin saber cómo sería el futuro, el cual parecía estar relajado, sabiendo perfectamente que volveríamos a estar tan cerca como el primer día.

Amber dormía, con David sobre ella, mientras que él le sujetaba la oreja. Realmente me sorprendió la paciencia que ella tiene para hacerlo dormir, a él o a cualquier niño.

Como si supiera que la estoy mirando, ella abrió los ojos y me miró, somnolienta. Poco después bostezo, mientras se abrazaba a David, quien ni se inmutó.

—Hola— susurró, antes de sonreírme. Recuerdo la primera vez que desperté a su lado, en ese momento estaba tratando de convencerme de que ella era insoportable, pero que me parecía demasiado hermosa. Ahora se que nunca me pareció que ella fuera insoportable, sino que lo insoportable, era tratar de ocultar mis sentimientos por ella.

—Buenos días— acaricié su mejilla y después besé su frente.

—¿Que aventuras nos esperan hoy?— preguntó, acariciando mi mejilla.

—Tu eres nuestra líder, tu dirás— le respondí, mientras notaba que David se estiraba, despertando.
Él se dejó caer a un lado de Amber y después se rascó los ojos, con sus pequeñas manos, sus rizos cayeron sobre su frente, mientras que él nos miraba, con una sonrisa.

—Buenos días, pequeño— dijo Amber, haciéndole cosquillas y el pequeño se empezó a reír a carcajadas.

—¡Ya, Ber!— dijo el, retorciéndose. Se que él no tiene nada que ver, pero cada vez que le dicen "Ber" a Amber, me remonta a la época en la que Dylan le pegó, jamás lo voy a perdonar por eso y nunca lo olvidaré.

—¿Qué quieres hacer hoy pequeño?— Amber le preguntó a mi hermano y su rostro se iluminó.

—¿Podemos ir al parque?— preguntó David y Amber respondió que por supuesto que sí.
Voy a ver qué hacer con David estos días, además hablaré con James, a ver cómo está la señora Cleo y también con papá, la semana que viene le toca a él y ambos tenemos que cuidar a David, ningún problema de mamá lo puede afectar a él.
[...]
Amber cargó a David, festejando que el me haya hecho un gol, el cual le deje hacerme, pero no se lo digamos a nadie.
Mi hermano se reía a carcajadas, mientras que mi novia lo hacía girar en el aire, dándome una ternura incalculable. No creo que ella sea consciente de lo buena que es con los niños. A mi me encanta fantasear con que algún día tendremos hijos y que ella los cuidaría así, como cuida a David. Los trataría con la dulzura que trata a todos sus alumnos, incluso le enseñaría a tocar instrumentos. Los llevaríamos juntos a la escuela y serían felices, como Amber y yo desearíamos haber sido de niños.

Mi celular empezó a sonar, así que me lo saque del bolsillo, para atender.

—Hola— respondí, viendo que Amber notaba mi llamada, así que siguió jugando con David.