Narra Alex: Nueve meses.
Los pies de Amber ya no pueden más... mi pequeña Amber ya no puede más.
Las noches se han convertido en un real problema, ninguna posición le resulta cómoda para dormir, se levanta llorando, tiene dolores y eso combinado con sus pensamientos hace que esté exhausta emocional y físicamente.
Ella apenas puede hacer cosas, esta realmente cansada, bajar y subir las escaleras es todo un infierno para ella.He tratado de trabajar en casa lo mayor posible, pero por suerte tenemos ayuda. Sus amigas han venido a ayudarla, también la señora Ann y Jonathan que suele quedarse con ella en las mañanas cuando yo no estoy.
Por mi parte, todo se está haciendo muy real y me está costando dejar sola a Amber cuando voy a trabajar. Nuestra bebé puede llegar en cualquier momento ¿y que si no estoy? ¿Qué si me necesita y no estoy? ¿Qué si rompe fuente y no estoy?
Todo está en orden, todos estamos preparados para recibir a nuestra niña, su habitación está lista, su guardarropas también y admito que cuando veo las prendas de ese tamaño tan pequeño siento como si mi corazón se arrugara por segundos. Mi pequeña niña tendrá ese tamaño, pero por poco, luego empezará a crecer y crecer y yo solo pienso ¿seré un papá como el mío? ¿Seré como Jonathan? ¿Seré un papá sobre protector? Quiero creer que no, quiero creer que dejare que ella tenga su propio espacio, que aprenda a ser independiente y que igual que su mamá sea libre.Puse el vaso de jugo sobre la bandeja e iba a tomarla para salir de la cocina, cuando mi celular empezó a sonar. Atendí en seguida al ver que era el número de Amber.
—¿Amor? ¿Estás bien?— le pregunté, pues no entiendo porque me llamaría si estamos en la misma casa.
—Alex...— su respiración se escuchaba agitada y me preocupé —No entres en pánico, pero tengo tus zapatos en el auto y necesito que vengas... es hora— mi corazón se aceleró.
"Es hora"
¿Cómo no la escuché? ¿En que estaba pensando con tanta concentración que no la escuché bajar?—¡Mierda!— salí corriendo al garaje.
Justo como ella lo dijo, estaba sentada en el auto, en el asiento del copiloto, mirándome directamente a los ojos y pude sentir todo sus nervios en mi.
Oh, Dios.
Se que necesito estar calmado, pero ¿quien podría estarlo cuando su bebé está por llegar al mundo?
Corrí hacia mi lugar y enseguida encendí el auto, para después tomar el control del portón.—¿Como te sientes? ¿Te sientes bien?— pregunté, mirando a través del espejo, pues más que nada debo evitar cualquier mínimo accidente por el momento.
—Duele como el infierno— jadeó casi sollozando.
—Está bien, está bien, trataré de llegar al hospital lo antes posible— trate de calmarla, a la vez que salía de nuestra casa.
—Tu solo ve con cuidado, Alex, por favor— esta vez sollozo.
Me las arregle para cerrar los portones y después salí a la calle.
Pude ver la camioneta de Jonathan, quien estaciono a nuestro lado, pero Amber no parecía tener paciencia para tener una charla de explicaciones.
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Alex (||)
RandomTerminar la universidad significa comenzar una vida de adulto y con ella hay dificultades. Amber y Alex no tienen nada muy claro, pero hay una cosa de la que están seguros y es que quieren afrontar todo juntos. (Segunda parte de Amber)