Alex me había dado quizás el mejor regalo de cumpleaños, pues además de un poco de autoestima, me había mostrado un lado tierno, dejándome apoyar mi cabeza en su pecho, mientras que él acariciaba mi cuerpo desnudo con sus dedos.
Solía creer que no iba a tener jamás la suficiente confianza como para desnudarme frente a alguien, pues la primera vez que intenté fue con Santiago, un chico que conocí en la biblioteca, pero cuando metió su mano dentro de mis pantalones, tomé mis libros y salí corriendo. Pero con Alex no es así, con Alex me siento extrañamente cómoda, me siento como si a pesar de su rudeza, él supiera cuando ser delicado a mi lado y me encanta.
Estaba entre el sueño profundo y quedarme despierta, cuando su celular vibró, lo que me molesto un poco, así que me di vuelta, pues seguramente él ya se durmió, pero pronto sentí que se levantó, así que me giré un poco para verlo.
Alex tomó su mochila y de ella sacó una caja, que estaba forrada como para regalo, también una pequeña caja de plástico con dos muffins.—Alex ¿qué haces?— pregunté mirándolo con los ojos entrecerrados.
Él siguió haciendo lo que estaba haciendo, poniendo dos velas sobre los muffins con el número 18.—No te vayas a levantar, quédate ahí— note que me miró de reojo.
—Okey— susurré, escondiendo mi sonrisa.
Note que él miró la hora en su celular y una pequeña sonrisa se dibujó en su precioso rostro, haciéndome sentir ganas de esconderme bajo la cama, pues con solo eso, el es capaz de hacer que mi corazón se derrita, como un helado al sol del verano.El puso los muffins sobre la caja, para después prender las velas y camino hacia mi.
—Feliz cumpleaños, no te voy a cantar— él sonrió, sentándose frente a mi.
No.
Mi primer amor, aquí, frente a mi, deseándome feliz cumpleaños, aún cuando me está desgarrando el corazón con su tonto juego. Mi primer sentimiento de amor fue hacia el, la primera vez que quise ser novia de alguien fue suya, mi primer beso también fue suyo, a pesar de haber sido una tontería de niños, fue suyo y ahora, ahora que aquí estamos, yo con el corazón roto y él jugando, el me está deseando feliz cumpleaños con velas, muffins y todo.
—No llores— la voz de Alex salió algo temblorosa y solo cuando él me lo dijo fue cuando lo note.
Las lágrimas me nublaban la vista y mi labio temblaba.
Me disculpe, mientras me apresuraba a secar mis lágrimas, para después soplar las velas y mi deseo fue que Alex se enamore de mi en serio, al menos para sentir algo real y correspondido por un tiempo.
Él acarició mi mejilla y sentí escalofríos.
Extendió la caja hacia mi, dándome a entender que era un regalo para mi.—No tenías porque, Alex, solo con los muffins estaba bien— sonreí, pero una lágrima se me escapó.
—No te hagas la modesta, ya ábrelo— sonrió el, desarmándome una vez más.
—Ya— sonreí, mientras empezaba a desgarrar el papel de regalo, siempre me ha gustado hacer eso. Quite la tapa de la caja y me encontré con otra capa de papel. Soy muy ansiosa, así que me apresuré a quitar esa capa también y cuando vi lo que contenía no pude evitar sonreír como hacía tiempo no lo hacía,
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Alex (||)
CasualeTerminar la universidad significa comenzar una vida de adulto y con ella hay dificultades. Amber y Alex no tienen nada muy claro, pero hay una cosa de la que están seguros y es que quieren afrontar todo juntos. (Segunda parte de Amber)