56. No voy a dejarte.

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Narra Alex: Se siente bien

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Narra Alex: Se siente bien.

Mierda, se siente de maravilla quedarme dormido junto a mi sirena.
Agradezco haber recordado la canción, pues recordé lo bien que me sentía cuando ella me la cantaba y creí que si ella era capaz de hacerme sentir el hombre más feliz del mundo por cantármela tal vez yo podría hacer lo mismo con ella y por suerte funcionó.

Dios, realmente la extrañe y sus castigos son fuertes. Ella sabe que hacer para volverme loco y sabe usar su cuerpo como arma.
Amber también se había dormido, se ve tan linda. Apuesto que ella tampoco había dormido bien, pues ambos estamos acostumbrados el uno al otro, no hay forma, somos mitad y mitad, siempre lo seremos.

Amber giró en mis brazos, abrazándome y escondiendo su cabeza en mi pecho. Besé su frente y la abracé más fuerte.
Ella levantó su rostro y abrió sus ojos saltones, mirándome fijamente, para después, sonreír, haciéndome sentir la persona más feliz del mundo.

—¿Qué hora es?— preguntó, apoyando su cabeza en la almohada. Ella a veces olvida que trae reloj de muñeca. Tomé su mano y miré su reloj.

—Las ocho treinta— le respondí, antes de acariciar su mejilla y besar su frente.
He extrañado tanto su tacto estos días que necesito reconocerlo una vez más, como si hubiese olvidado como se siente, pero eso es imposible, jamás olvidaría nada sobre ella.

—¿No deberías estar en la oficina?— preguntó, restregando su mejilla contra mi pecho.

—Avise que iría tarde, tenía asuntos importantes que resolver— sonreí, antes de acariciar su espalda. Ella soltó una pequeña risita y me abrazó más fuerte.

—Soy un asunto importante— dijo entre risitas, mientras sus brazos pasaban por debajo de los míos, abrazándome más fuerte, como si quisiera meterse dentro de mi y no la culpo, yo quiero hacer lo mismo.

—Eres el asunto más importante que tengo, sirena, no lo olvides— hable en serio. Pues sí, quiero que al ambiente esté animado, pero quiero hacerle saber que no importa el momento ni la situación, ella siempre será mi asunto más importante.
Mierda, dejaría plantado al diablo si fuera por ella.

Amber levantó su vista, antes de acariciar mi mejilla, para después pasar su dedo anular por el puente de mi nariz y sonrió, antes de darme un corto beso.

—¿Por qué estabas enojada, princesa?— pregunté, acariciando su cabello, para después poner un mechón de este detrás de su oreja.
Su sonrisa desvaneció un poco y ella salió de mis brazos para recostarse boca arriba, cosa de la que no me quejo, pues siempre me gustó admirar su cuerpo.

—No quiero pensar en eso ahora— susurró, cubriendo su pancita con sus manos. Aún le sigue dando un poco de vergüenza estar completamente desnuda ante mi, pues a veces su complejo con su peso vuelve y una vez me preguntó si no me gustaría más que tuviera curvas, pero no su rollito. Yo le respondí que si quería una cosa también debía querer la otra, además me parece jodidamente hermosa y sexy de la forma que es y su cuerpo me vuelve loco.

Alex (||)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora