Narra Alex: Fue un día tenso, cargado de emociones y charlas emotivas. De ver a Jack y Matilda conociéndose prácticamente, mientras que Rose, lloraba en el hombro de la señora Ann. Amber se había estresado mucho y estaba completamente cansada, tanto física como mentalmente. Así que cuando llegó la noche, le pregunté si se quería quedar en lo de sus padres, a lo que ella respondió que no, que quería volver a nuestra casa.
Así que en eso estamos, pero la pobre Amber quedó tan cansada, que apenas cerró los ojos por un momento, solo se quedó dormida.Estaba esperando que se abra la puerta del garaje, cuando vi a Lucas, subiendo una maleta a un taxi, al cual después se subió. Que suerte que Amber está dormida, o se hubiese estresado aún más de solo verlo.
Idiota.Entré el auto y para no despertar a Amber, solo la tomé en mis brazos y la cargué, después subí al ascensor, seguido por Carlos y con Bonito dentro de su jaula, la cual llevo en mi mano y marqué nuestro piso.
Amber siempre me pareció pequeña, pero cuando está en mis brazos, ella lo es aún más, lo que me causa mucha ternura y a la vez es irónico, porque ese pequeño cuerpo, es capaz de hacer desastres y de remediarlos, yo soy una viva prueba de eso, yo era un desastre, hasta que se me ocurrió meterme con una sirena.Las puertas de el ascensor se abrieron, así que camine hacia nuestro departamento, seguido de nuestro perro, al cual aún le debo un filete, uno grande.
Abrí la puerta y dejé a Bonito en libertad, así que él empezó a andar por todo el lugar, mientras que Carlos, solo iba a buscar su sofá.Lleve a Amber a nuestra habitación y la recosté, después le quité los zapatos. Mi plan era dejarla dormir la mona, mientras yo preparaba algo de comer para los dos, pero el celular de Amber tenía otros planes, ya que empezó a sonar y despertó a su dueña.
—¿Cuando llegamos?— preguntó ella rascándose los ojos mientras tomaba su celular.
—Dos minutos— respondí sentándome al borde de la cama, para después inclinarme y apoyar mi cabeza en el vientre de Amber.
—Ay, mierda, mucha luz— dijo ella bajando su celular, el cual quedó en mi cara.
—¿Quieres que lea los mensajes por ti?— pregunté acariciando su ombligo.
—Por favor.
Tome el celular en mi mano y leí el mensaje en voz alta, era de Keila, para nuestro grupo de chat, pero mi celular no sonó, ya que lo tengo en silencio.
—Chicos, necesito que vengan a casa de mis madres, Max y yo tenemos noticias que darles... Keila — leí y Amber se rió.
—Apuesto que está embarazada— susurró acariciando mi cabello.
—Yo apuesto que se van a casar— dije besando la piel al rededor de su ombligo.
—¿Que gano si pierdes?— preguntó Amber.
—Lo que quieras, pero si tú pierdes...— lo pensé unos segundos —El mes que viene es navidad y quiero un regalo especial— sonreí con picardía, incorporándome, para enfrentarla.
—¿Cual?— preguntó Amber con una sonrisa curiosa.
—Quiero un striptease con motivo navideño— respondí y ella levantó las cejas, sorprendida.
—Bien...— asintió —Yo quiero lo mismo— se encogió de hombros y mi sonrisa se ensanchó.
Me alegra que al menos este tonto juego la haya hecho animarse, no me gustaría que se fuera a dormir triste, aunque con lo qué pasó hoy, la entendería.—¿Que quieres comer?— pregunté acariciando su pierna y ella me sonrió, con malicia.
—A ti.
[...]
Narra Amber: Era una tarde bonita, hacia calor y el sol brillaba contra la acera, haciendo el viaje en auto mucho más agradable, ya que pude abrir la ventana y sentir la brisa contra mi rostro. La verdad es que la única cosa que me gusta del invierno es dormir cucharita con Alex, pero odio el frío, me hace parecer enferma todo el tiempo, pero el clima cálido me encanta, mi piel de broncea bastante rápido y me da un poco de vida, ya que en invierno me vuelvo pálida y parezco un fantasma.—¿Y? ¿Como te vas a vestir para el striptease?— preguntó Alex sacándome de mis pensamientos, mientras acariciaba mi muslo.
Admito que fantasear con Alex quitándose la ropa es muy excitante, aunque no logro imaginarlo vestido de papá Noel sin reírme.—¿Por qué estás tan seguro de que vas a ganar?— me cruce de brazos y lo mire con una sonrisa.
—Intuición — respondió con una sonrisa presumida —Además, dicen que si deseas algo con mucha fuerza se cumple y realmente quiero ver ese striptease... estoy llamando energías técnicamente — se mordió el labio y yo sonreí negando. Bastardo, nunca pierde el toque.
Él se estacionó frente a la casa de las madres de Keila. Ella vivió en casas de acogida la mitad de su vida, hasta que, cuando estábamos en el primer año de secundaria, Jeny y Anastasia, la adoptaron del todo, ya que quedaron encantadas con Keila. Recuerdo lo feliz que estaba mi amiga cuando nos contó, ya no había que preparar más bolsos, ni ir de una casa a otra, lo que me hizo muy feliz y recuerdo que les hice un pastel de agradecimiento por hacer a mi amiga feliz.Nos bajamos del auto y luego tocamos la puerta. Mientras esperábamos, apoye mi cabeza en el hombro de Alex y él me abrazó por la cintura.
—¿Te he dicho lo hermosa que estás hoy?— preguntó Alex, antes de besar mi frente. Yo traía puesta una falda negra, larga hasta los tobillos, combinada con una camiseta del mismo color, ajustada al cuerpo, junto a unas converse del mismo color que todas las otras prendas.
—Tu también estás hermoso— besé su hombro y justo en ese momento, Jeny, nos abrió.
—AMBER— ella saltó a mi y me abrazó con mucho cariño.
—Hola, Jeny, que alegría verte— sonreí devolviéndole el abrazo.
Después de saludarnos, ella vio a Alex, ellos no se conocían, pero supongo que Keila le contó de él.—Tu debes ser Alex, el afortunado— dijo Jeny, dándole un abrazo a él también.
—¿El afortunado?— preguntó Alex con una sonrisa.
—Te llevaste a nuestra niña de pelo azabache, es el mejor premio del mundo— dijo Jeny, acariciando mi cabello. Alex me miro con una sonrisa.
—Oh, créame señora, ella es mi tesoro más preciado para mi— el dijo, tomando mi mano.
Que tierno es este bastardo.Entramos a la casa, donde estaban todos los chicos, Alex y yo siempre somos los últimos en llegar.
—¡Hola!— dije y me acoste en el sofá, sobre Keila y Nara, quienes me agarraron, para que no me caiga.
—¡Ya tienes veinticuatro años, Amber, es hora de que dejes de ser tan bruta!— dijo Nara, tratando de sonar molesta, pero con una sonrisa en su rostro.
—Me amas— le puse un dedo en la nariz y ella resopló.
Nos quedamos charlando, comiendo y esperando, pacientemente a que Keila y Max nos cuenten su noticia. Hasta que Keila se paró y propuso un brindis, pero su copa estaba llena con agua... sin alcohol.
!ESTA EMBARAZADA!
Okey, Alex, prepara tu traje.—Bueno, Max y yo nos conocemos hace mucho, hemos compartido muchas cosas y nos hemos dado cuenta de que queremos ir más lejos— dijo Keila con una sonrisa enorme en su rostro, a la vez que, Max, tomaba su mano.
—¡NOS VAMOS A CASAR!— gritó Keila.
Por supuesto explote de felicidad por mis amigos, pero Alex me lo recordó.—Podemos pasar a buscar tu traje después de irnos de aquí — dijo el, dándome una nalgada y yo maldije en voz baja antes de ir a saludar a Keila.
Odio perder.—Felicidades, bebé — la abracé y besé su cabello.
Es lo que ella siempre soñó, tener una familia y poder darle a sus hijos todo eso que ella no tuvo.
Y eso me hace muy feliz, aunque ahora voy a tener que disfrazarme de ayudante de santa, para después desnudarme frente a Alex... no es un mal plan.
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Alex (||)
RandomTerminar la universidad significa comenzar una vida de adulto y con ella hay dificultades. Amber y Alex no tienen nada muy claro, pero hay una cosa de la que están seguros y es que quieren afrontar todo juntos. (Segunda parte de Amber)