44. Solo estoy mirando.

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El campamento no era algo que yo quería hacer, pues pasar tres días lejos de casa, en un lugar con cabañas, donde los maestros deciden por sorteo con quien la compartes no es algo que a mi me guste, pues todas las personas que no sean Nara, Keila o Alex, me van a molestar, a criticar y hasta me golpearán. Pero los profesores sintieron pena de mi y decidieron que compartiría cabaña con mis amigos y al menos podemos recostarnos juntos en el pasto.
Alex se había acercado a mi, nos habíamos quedado charlando y además, Max, se había quedado a jugar a las cartas con Keila y Nara.
Miré a Alex, que estaba boca arriba, mirando su mano y admirando como la luz del sol pasa entre sus dedos. Creo que él va a ser realmente guapo cuando sea grande, creo que se parecerá a Bon Jovi o pensándolo bien, creo que se puede parecer a Axl Rose, pero siendo realista, creo que va a ser igual a su papá. Lo vi cuando llevo a Alex hacia el autobús del campamento, creo que son muy parecidos.

—Me pones nervioso cuando me miras tanto— susurró Alex, mirándome, antes de acariciar el puente de mi nariz.
El me pone nerviosa todo el tiempo, es el niño más lindo de nuestra clase y además, creo que me gusta, pero él jamás se fijaría en una niña tan aburrida como yo.

—Yo solo estoy mirando.

Narra Amber: Alex se había quedado dormido, con su cabeza apoyada en mi regazo y yo me resigné a que no me movería hasta que él lo hiciera, pues de ninguna manera voy a romper esta visión celestial.
Alex se ve tan angelical cuando duerme, tan tranquilo. Quisiera que ese fuera su semblante constante, que esté así despierto, mientras trabaja o mientras cocinamos en nuestro departamento.
A veces me rindo, pienso que no podré solucionarle la vida y que no importa lo que hagamos, los problemas siempre nos seguirán y después recuerdo que no solo nuestra vida es así, pero que lo importante es saber ser más fuerte que los problemas y no al revés.

Ahora está el asunto de Cleo, a quien no le creo una mierda eso de que no le dijo a nadie, pues Ray y Grace jamás se hubiesen quedado tan tranquilos cuando James lo contó. Es obvio que le aviso a sus padres antes, pues claro, necesita a alguien que cuide de David, pero creo que Sebastian va a tomar su papel habitual y el de Cleo también.
A veces desearía que lo que dice Alex sobre que su madre ya no le importa fuera cierto, pero se que la ama, con todo lo que es y que ese enojo que él irradia es hacia el mismo, por querer a alguien que parece no interesarse por el, ni por nadie.

Me incliné un poco y besé su frente, a la vez que acariciaba su cabello una vez más. Ojalá pudiésemos quedarnos encerrados aquí, donde no hay penas, donde todo es tranquilo y el único conflicto que escuchamos es el de los pájaros, peleando por saber cual canta más alto. Pero hay algo que tengo muy en claro y es que enfrentaré las adversidades junto a Alex cueste lo que cueste.
Volví a besarle la frente a Alex y acaricié su mejilla.

—Te amo, Alex, eres lo más hermoso que tengo— le susurré, a pesar de que él no me escucha.

De pronto la puerta se abrió y Sebastián entró, cargando a David. Me puse en dedo en los labios y les hice la señal de silencio, pues no quiero que despierten a Alex, realmente necesita descansar un poco.
Por suerte no tuvimos sexo o hubiese sido muy embarazoso que nos hubiese encontrado desnudos, aún más con David.

—Solo se quiere despedir— susurró Sebastián, señalando a David con la mirada. Yo no soy quien para prohibirle a ellos que se despidan de Alex, quien es su familia. Supongo que no se despertará si su hermano le besa la mejilla o algo por el estilo.
Sebastián se acercó e inclinó a David, quien besó la frente de Alex, haciendo que este despierte.

—Hola, campeón— susurró Alex, con la voz ronca, tomando a David en brazos y abrazándolo, dejándolo sobre su torso.

—No debías despertar— susurró David, abrazando a su hermano.

Alex (||)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora