60. ¿Es mi cumpleaños?

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Siempre suelo desaparecer cuando siento que la situación me sobrepasa

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Siempre suelo desaparecer cuando siento que la situación me sobrepasa. Lo he hecho desde que aprendí a llegar a lugares por mi cuenta.
Siento que necesito ese tiempo para organizar mis ideas, siento que necesito planear cada pequeño detalle y esos días en los que desaparezco, suelo ir al caserón, a veces a la casa de la tía Rose, otras voy a la casa de Keila, a veces uso mis ahorros y me alquilo un hotel por unos días, también voy a la casa de la bibliotecaria, he hecho amiga de ella y nos llevamos muy bien, la considero como mi abuela.
Esta vez desaparecí porque necesitaba aclararme a mi misma que hacer con Alex. Se que él me está usando para divertirse con sus amigos, pero de todas formas, no lo puedo evitar, quiero entregarme a él con todo lo que soy, quiero mostrarle quien realmente soy, si tengo suerte, se espanta y se va por su cuenta.

*Dime al menos si estás bien*
Su mensaje llegó, atormentándome una vez más, como todos los pasados días.
Alex me mueve el piso, pero no desde ahora, sino desde que era un niño travieso que solía armar puzzles con su amigo en los recreos.

Estaba merodeando cerca de su casa hace rato, debatiendo conmigo misma si debería o no tocar. Tal vez él no está, tal vez está entrenando con su equipo de fútbol lleno de nenes mimados y perfumados, esos, que creen que las chicas solo somos una vagina y que no servimos para nada, idiotas, un día verán lo fuerte que podemos llegar a ser las mujeres y querrán correr al averno para tirarse por voluntad propia.

Supongo que es hora, no puedo desaparecer para siempre y tengo que enfrentar esto, tengo que mostrarle a Alex que no solo él puede jugar con los demás.

"Turn your face" de little mix sonaba en mis auriculares, mientras esperaba a Alex, parada en su puerta, como su Julieta. Una Julieta lastimada, porque el Romeo con el que soñó toda su vida resultó ser un gran idiota, que solo la quería para jugar un rato con sus amigos, pero Julieta lo logrará, les mostrará que no hay que juzgar a un libro por su portada.

Cerré mis ojos y espere, mientras imaginaba cada situación en mi cabeza, cada posibilidad, cada posible reacción de parte de Alex al enterarse de que ya lo sé todo y que jugué con él. Se supone que debería sonreír, ganaré, al fin. Pero no, no estoy feliz, solo quiero acotarme a llorar abrazada a mi almohada.

Unos labios se posaron sobre los míos y lo reconocí por su olor. Abracé a Alex, rodeando sus hombros, mientras me paraba de puntitas, tratando de exprimir este beso lo más que pueda.
¿Por qué, Alex? ¿Por qué tenía que ser así? ¿Por qué me hiciste sacar este lado contigo? Yo podría ser tan buena, yo podría haberte hecho tan feliz y tú no me dejaste.

Decidimos ir a la playa y en el camino, íbamos compartiendo auriculares. Es raro que no me esté diciendo que mi música es horrible, como siempre me dijeron, sin embargo, parece gustarle.
Sentía su mano rozando la mía, quería tomarla, lo sentía como una necesidad.
Estire mi mano y tomé dos de sus dedos, sus piel estaba tibia e imaginé su mano acariciando mis mejillas. Suspiré, aliviada, mientras que recordaba cómo se sentía hacerlo cuando éramos niños.
Alex me tomó por sorpresa, cuando movió su mano, haciendo que nuestros dedos se entrelacen, e hizo que mi piel se vuelva de gallina.

Alex (||)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora