Narra Amber: Los días han mejorado, Alex ha recuperado un poco el color de su piel, está un poco más animado y se ha enfocado un poco más en su trabajo, el cual está haciendo desde casa, ya que Sebastian le dijo que se tome una semana fuera de la oficina.
Por mi parte, llame a Octavio, le pedí un consejo, algo que me ayude a saber que decirle. El me dijo que debía acompañarlo, escucharlo cuando él quiera hablar y debía darle tiempo, necesita procesarlo el, para después explicármelo a mi.
Yo he salido a trabajar y he vuelto a casa, pues no quiero dejarlo solo mucho tiempo, aunque él parece tener la cabeza bastante ocupada por su trabajo.Ahora yo estaba acostada en la cama, escuchando música , mientras veía a Alex, tecleando en su computadora. Hace un tiempo noté que él se había aprendido el teclado de memoria, pues no mira hacia sus dedos para escribir, solo la pantalla. Él se ve tan sexy cuando está concentrado, él ni siquiera lo intenta. Es increíble como a pesar de estar triste es capaz de parecer intacto, un cristal blindado, perfecto, reluciente.
Me quite los auriculares, me levanté de la cama y caminé hacia el. Cuando estuve parada a su lado acaricié su cabello, llamando su atención. Él levantó la vista y me sonrió sin mostrar los dientes, luego se giró en mi dirección, para después rodear mi cintura con su brazo.
Me incliné y besé su frente, antes de acariciar su cabello.—¿Qué pasa, sirena?— preguntó el, besando mi ombligo.
—Salgamos a dar una vuelta— propuse.
Él ha estado encerrado desde el funeral , creo que le hace falta un poco de aire fresco, tal vez lo haga sentir mejor y despeje un poco su cabeza, tanto del trabajo como de su preocupación por su papá.Alex levantó mi camisa y metió su cabeza dentro de ella, escondiendo su rostro entre mis pechos. Tomó uno de mis pechos en su mano y yo sonreí. Me alegra saber que al menos lo anima un poco tocarme.
—¿Sabes? Prefiero quedarme aquí— susurró el, dejando besos sobre mi piel.
—Necesitas despejar tu cabeza, amor— acaricié su cabello por sobre la camisa.
—Este es un lugar acogedor, además, puedo despejarme muy bien aquí— tomó uno de mis pezones en su boca y yo me mordí el labio para no hacer ningún ruido, pues se sintió demasiado bien y mis pezones se endurecieron como solo eso.
Okey, tal vez puedo hacer un trato con el.—Si salimos a dar una vuelta podemos hacer lo que quieras cuando regresemos— dije, mirándolo a través de la camisa.
—¿Lo que quiera?— preguntó el, entrecerrando los ojos.
—Lo que quieras.
Él salió de mi camisa y sonrió de lado, con su mejor cara de pícaro. Bien, su lado juguetón y pícaro está volviendo, ese es un avance.
—Bien, saquemos a Carlos a pasear— se levantó de su silla, para después besar mi frente.
[...]
No importa cuantos años pasen, no importa cuantos outfits vea sobre Alex y no importa cuantos chicos vea, solo se que ver a Alex con camisa hawaiana siempre va a ser un subidón. Me resulta absurdo la forma en la que una prenda de esas le queda tan bien. Recuerdo que en una de sus visitas me vio a mi vistiendo una y simplemente se enamoró de ellas, comprando así una colección, lo que me dio mucha gracia en su momento.
Ahora ambos parecemos unos tontos que combinan su ropa, ya que yo también traigo una, pero es que son muy cómodas.El cabello dorado de Carlos brillaba con el sol, mientras que caminábamos por la plaza que estaba cerca del departamento. Alex iba a tomando mi mano, mientras que con la otra sujetaba la correa de nuestro perro.
Por suerte, las ojeras se habían borrado de sus ojos, dándole vida a su mirada. Él se había atado los rizos en un moño, que en mi opinión le queda divino.
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Alex (||)
RandomTerminar la universidad significa comenzar una vida de adulto y con ella hay dificultades. Amber y Alex no tienen nada muy claro, pero hay una cosa de la que están seguros y es que quieren afrontar todo juntos. (Segunda parte de Amber)