Ustedes no tienen las respuestas, eres consciente de ello. No se trata de que se den consejos que sean acertados o no, y no importa realmente si pueden ayudarte a resolver tus problemas.
Cada uno vive una realidad distinta.
Alfred era muy consciente de ello.
Asi como tu corres para llegar a tiempo a tus clases de física, Arthur sale de sus clases de orientación, Matthew está a mitad de una explicación en química, Ivan ve entrar al profesor de inglés, y Mathias apenas se va levantando por el sonido estridente de su alarma.
Cada uno tenía cosas en mente de distintas cosas, a cada uno lo esperaba una persona o personas diferentes en casa.
Cada uno tenía sus problemas, sus sueños, aspiraciones, metas, obsesiones, disgustos, enemigos, amigos y clases distintas.
Y eso los hacia iguales. Ser distintos era el factor común entre ustedes.
Y eso estaba bien.
No puedes esperar que el que es hijo único (Mathias), entienda al que tiene hermanos, no puedes esperar al que solo tiene hermanos (Arthur), comprenda los dilemas del que tiene solo hermanas (Ivan).
No puedes esperar que te dan una solución a un problema que solo tu tienes.
Pero también eres consciente que no eres especial, el universo no es lo suficientemente imaginativo.
Eres consciente que allá fuera en alguna parte del mundo debe haber alguien con tu mismo problema, pero con es como si fueras por la calle preguntando quien lo tiene para comparar respuestas.
¡Vaya! Ni los adultos tienen todas las respuestas.
Solo un poco más de práctica, pero tampoco puedes esperar que ellos te den una respuesta satisfactoria, no esperas nada de ellos.
Porque, para empezar, los mismos adultos (e irónicamente los que están a cargo de ti) te metieron en este problema.
Asique solo intentas ser amable con los demás, intentas que la tristeza no te sobrepase, intentas no preocupar a nadie, porque no sería justo.
Y tú eres justo.
Y definitivamente no sería muy justo de tu parte tratar mal a alguien que no te ha hecho nada.
Pero tienes tantas ganas de patear algo, de romper una libreta o aventar el termo de algún compañero contra la pared, solo para descargar un poco de la furia que se mantiene flotando sobre tu tristeza.
Pero no lo haces.
Cuando sientes que va a sobrepasarte te ries.
Ríes muy fuerte por cualquier tontería.
Y ese es tu escape.
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La vida de adolescente de Arthur Kirkland. Hetalia
FanfictionEmociones que suben y bajan como en una montaña rusa, un joven en la flor de su juventud con la actitud de mierda típica de un adolescente. Ese era exactamente Arthur Kirkland. Un chico mas en la "bendita" etapa de la adolescencia.