-....Si, aquí paso la noche.- Les responde Erna, sonriéndoles amablemente. Suspiras aliviada.
-Gracias por recibirlo, nos asustamos cuando no volvió anoche. - Richard asiente en de acuerdo.
-No se preocupen, ya le he dicho a Arthur que puede quedarse todo el tiempo que quiera. - Su mirada se vuelve fría, es obvio que sabe que algo no anda bien, pero no te dejas intimidar. No tiene derecho a juzgarte.
-Y te lo vuelvo a agradecer. Ten un buen día, nosotros ya nos vamos. - Tomas la ropa (que Erna se encargó de lavar) de Arthur que ella misma te ofrece y te das la media vuelta, seguida por tu esposo. Sacas tu celular y mandas un mensaje a Scott preguntándole si tuvo éxito encontrando a su hermano, el responde con un simple: "Si" que te da a entender que está manejando. Seguro no tardan en llegar. Y eso es raro, porque aún no terminan las clases de Arthur. Angustiada, piensas en si se está saltando clases o se siente mal. O aun peor, si le paso algo camino a la escuela. Aprietas tus manos. Tu pobre bebé.
-Está bien, relájate. - Richard pasa un brazo sobre tus hombros y te aprieta contra él, en un medio abrazo. –
-Scott esta con él. -
-¿Ves? Nuestro Scotty lo cuidara, no tienes que preocuparte tanto, Eli.- Pronto la preocupación es desplazada por furia. Avientas el brazo de Richard lejos de ti, y lo empujas.
-¡¿Cómo me pides que me relaje, Richard?! ¡¿Cómo eres capaz de estar tan tranquilo si casi perdemos a nuestro bebé por tu culpa!?-
-Pero nada paso
-¡¿Y si pasaba!? ¡Dime! ¿¡Que hubieras hecho si algo le pasaba a Arthur!?- Richard se pasó una mano por la cara, en actitud cansada.
-Te dije que es un chico listo, no se le va a quitar lo listo por lo...
-¿¡Lo que, eh?! ¡¿Lo que, Richard?! ¡Y espero que pienses bien lo que vas a decir, porque te juro que te voy a partir la cara si insultas a nuestro bebé! Y sabes bien que soy capaz de hacerlo. - Richard traga saliva, y te mira con ojos grandes y verdes.
-Tú sabias bien mi opinión sobre eso cuando te casaste conmigo. - Te recrimina, cruzando los brazos.
-Sí, lo sabía. Y no puedo culparte por completo por que también es mi culpa. - Suspiras cansada. - Pero es nuestro bebé, Rich, puedes odiar a todos los tipos que quieras por lo que tú quieras, pero no a nuestro bebé, nunca a nuestro bebé
-Pero Eli...
-No, nada de "pero Eli".- Te acercas a él y tomas sus manos contra las tuyas.- No te pido que lo comprendas.- Sus ojos verdes se encuentras los unos contra los otros con diferentes sentimientos. Sus rasgos se ven inquietos. - Te pido que ames a tu hijo y nunca le des la espalda, sin importa que. - Entrelazas los dedos con los suyos, dándole un cariñoso apretón. - ¿Qué es más importante, tu odio por los gays o tu amor por tu hijo? - Sueltas sus manos, te das la vuelta y te alejas de él. - Iré a casa, tengo que esperar a mi hijo. - No esperas su respuesta, lo dejas a media calle, solo. Necesita pensar en que hará. Solo esperas que sea la que sea la decisión que tome, sea la mejor.

ESTÁS LEYENDO
La vida de adolescente de Arthur Kirkland. Hetalia
FanfictionEmociones que suben y bajan como en una montaña rusa, un joven en la flor de su juventud con la actitud de mierda típica de un adolescente. Ese era exactamente Arthur Kirkland. Un chico mas en la "bendita" etapa de la adolescencia.