Parte 71

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Intentas controlarte, pero es difícil.

Estas indignado.

¿Cómo alguien le puede decir eso a su hijo?

Tienes tantas ganas de insultar a su madre, pero por más que el chico de ojos rojos por las lágrimas este dolido, dudas mucho que te permita tomarte esas confianzas con su familia.

Respiras profundamente para ayudarte a relajarte.

El no necesita escucharte despotricar contra su familia, el necesita apoyo, para esto están en ese café, para confiar en el otro y hablar de cosas importantes para ustedes.

Así que eso es lo que vas a hacer, vas a apoyarlo y después en la privacidad de tu cuarto vas a mentarle la madre a esa señora culera que se hace llamar la madre de Alfred.

La vida de adolescente de Arthur Kirkland. HetaliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora