Parte 80

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Tú no te das cuenta.

Pero tu cuerpo te lo dice.

¿Hace cuánto no reías solo por reír?

¿Hace cuánto no ríes solo por reír y no por ser un escape?

¿Hace cuánto no te duele el estómago de tanto reír y no les mejillas de tanto fingir sonrisas?

La gente no lo entendía.

Pensaban que el que más reír era porque estaba bien.

Reir es... una forma de sanar.

Es una forma soltar el estrés.

Es una forma de liberar la tristeza.

Es una forma de mostrar miedo.

Es una forma de nerviosismo.

Es una forma de felicidad.

Es una forma en enfrentar la vida.

Cada quien decidía cuando usarla.

No es justo catalogarla solo como una manera de expresar felicidad.

Cada quien sabia como se expresaba. De que manera liberas los sentimientos.

El se escudaba en ella.

Porque esa era su forma de enfrentar la vida. Riendo.

Es mejor reir que llorar.

Menos gente se preocupa.

Casi nadie se da cuenta de que estas mal.

Pero la risa nunca es igual.

Y tú puedes asegurar que cuando iniciaste a escudarte en ella, sentías como la forzabas. Utilizabas exactamente los mismos medios para producirla. Pero no era real. No era fresca y espontánea.

No sentías la felicidad que se supone debe traerte.

Y nadie lo notaba.

Ni Mathias.

Ni Ivan.

Ni tu padre.

Ni Matthew.

Ni Arthur.

Nadie.

Y no puedes culparlos.

Tu intención desde el inicio es no llamar la atención a tus problemas.

Pero estos días con Arthur han sido tan relajantes.

Ríes.

Y ríes de verdad.

Más dolor para tu estómago y menos para tus mejillas.

Y estas bien.

No está todo bien.

Pero si aún puedes reír como poseso apenas manteniéndote en pie.

Entonces no es tan malo.

Puede solucionarse.

Va a solucionarse.

Nada puede salir mal... Si aún puedes reír con libertad. 

La vida de adolescente de Arthur Kirkland. HetaliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora