Parte 132

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No sabes en que momento Damyan se les ha pegado, pero ahí están, los cuatro caminan por los pasillos centrales, comentando los murales y los carteles de aviso que veían a su paso.

Damyan no cuestiono porque te conoció hasta este momento, quizás fue por educación, o quizás fue por que Vlad ya lo había puesto al corriente de su situación, como haya sido, no podrías estar más agradecido de que no complicara las cosas.

No era un mal tipo, y Vlad se veía alegre a su alrededor, asique para ti estaba bien.

Los cuatro se detienen en la esquina de un edificio, hay un pasillo que atraviesa (detrás de ustedes) de forma horizontal, y otro al costado que atraviesa todos los edificios de forma vertical.

Lukas le con atención el cartel de cine en el gimnasio, Vlad le insinúa una cita a Damyan y tu solo escuchas sin mucho interés.

Ves personas acercarse por el pasillo horizontal que está a tu derecha, y saludas con un asentimiento a Francis, que camina de la mano con Matthew. Te distraes pensando las cosas que tienes que contarle a Francis después de no verse, y no te das cuenta que otro par camina enfrente de ti a tu encuentro.

-¡Ey, Arthur!- Miras al frente, y es Alfred junto a su amigo de cabello copetudo.

Vlad se asoma para ver quién te llama y por qué te has puesto tan rojo.

-¡Ese es el danés!- Escuchas el murmullo de Lukas a un costado de Vlad "Mierda, Mathias" pero la repentina alarma de que se encuentren esos tres no te deja tiempo para pensar burlas contra Lukas.

Volteas a Francis, con una mano y rostro tenso, intentas hacerle una señal para que se alejen.

Pero él lo interpreta mal y se acelera el paso pensando que te ha pasado algo malo.

Y no parece ser el único que lo piensa.

Alfred también jala a el tal Mathias para llegar más rápido a ti.

-¡Alfred! ¡Hola!- Intentas con la mención del nombre para parar la marcha de Francis, pero Alfred llega a ti, más emocionado que nunca por tu muestra de "entusiasmo". Y sin medir palabra, igual que hizo en la enfermería, te besa. Es un beso ligero en los labios. Apenas un piquito que es suficiente para colorearte el rostro de rojo y dejarte en blanco.

-Hola, bonito.- Las risitas de tus amigos te recuerdan que sabes pensar y que no eres un "bonito".

-¡Bonito mi...!- Pero no puedes decir nada porque Matthew ya ha empujado a Alfred hasta la pared. Sus ojos estan cristalizados.

-¿¡Cómo puedes llegar y besar a un chico como si nada cuando yo...!?- Alfred lo mira sorprendido.

-¿Matt? ¿Qué...?-

-¡Te odio!- Y sale corriendo, Francis les obsequia una mirada de disculpa y en seguida sigue a Matthew.

-¿Qué acaba de pasar?- Damyan dice en voz alta lo que todos los presentes piensan.

Y tú no puedes más que golpearte la frente con la palma.

Mierda.

La vida de adolescente de Arthur Kirkland. HetaliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora