-...¡Oh! ¡Arthur, que bueno que ya te has levantado! - Te detienes en la entrada al comedor, te sientes incomodo estando ahí, puedes predecir por la calidez en la sonrisa de Erna que Lukas no le ha contado sobre su pequeño... "percance". - ¿Te quedan bien las ropas de Lukas?- Ella examina la ropa que usas, buscando algo que ande mal con ellas. Esta mañana te has levantado en una habitación extraña (y a la vez conocida), al inicio la razón por la que estabas ahí ha escapado de ti, sentir el vacío en tu estómago y la humedad de la almohada te han ayudado a recordar lo sucedido el día anterior. La ropa que usas la has encontrado doblada y preparada para ti junto con una toalla de baño. Hoy es viernes, y ni lo mal que estés va a escaquearte de ir a la escuela.
-Sí, señora Erna, muchas gracias por prestármelas, y por permitirme pasar la noche aquí. -
-No te preocupes por eso, Arthur, tu siempre serás bienvenido en nuestra casa, por favor, siéntate y come. Ya casi es hora de que se vayan. – Tomas asiento frente a Lukas, y no te das cuenta que tan hambriento estas hasta que la señora Erna pone un plato con tostadas y un vaso con leche frente a ti. - Arthur. - Te llama la señora Erna, tu retiras la tostada con mermelada de fresa de tu boca.
- ¿Si?
-¿Sucedió algo malo?- Poco a poco bajas la tostada a tu plato. El apetito se te ha ido.
-Mamá. - Escuchas la voz de Lukas, regañándola.
-Perdón, yo solo quiero saber en qué lo podemos ayudar. Discúlpame, Arthur.
-Está bien, yo solo...- No miras a ninguno. El silencio te oprime hasta que la Señora Erna vuelve a hablar.
-Entiendo, puedes quedarte el tiempo que necesites con nosotros. - Levantas la mirada con los ojos abiertos y expresión ansiosa.
- ¿Puedo?
-Sí, Arthur, no tienes que hablar de eso si no quieres, solo relájate y come. - Pero a pesar de sus palabras no te sientes aun seguro, no sería justo para Lukas imponerle tu presencia y, más aun, aprovecharte de la inconsciencia de la Señora Erna con respecto a tu "problema" con Lukas y Vlad. Al fin te atreves a mirar a Lukas, él te regresa la mirada, y asiente con la cabeza.
-Puedes dormir en mi habitación. Seguiré prestándote ropa. – Un sentimiento de cariño eclipsa la culpa. Mierda, a pesar de lo imbécil que eres, tienes buenos amigos. Eres un tipo con suerte.
ESTÁS LEYENDO
La vida de adolescente de Arthur Kirkland. Hetalia
FanficEmociones que suben y bajan como en una montaña rusa, un joven en la flor de su juventud con la actitud de mierda típica de un adolescente. Ese era exactamente Arthur Kirkland. Un chico mas en la "bendita" etapa de la adolescencia.