5.4 Sebastian Stan

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Nota: Las palabras en cursivas serán la narración del narrador omnipresente.

Las palabras en escritura normal es el relato escrito en primera persona.

La regla numero 5. está narrada por Sebastian, pero el resto es desde el punto de Genevieve

PARTE 4

El hecho de que nadie descubriera ninguna de las anteriores relaciones del rumano dueño de una amplia cadena de empresas, se debía a 6 reglas que había implementado desde la primera de sus amantes, las cuales habían sido llevadas al pie de la letra por el multimillonario sin ninguna excepción.

Excepto hasta ahora, el estar con Genevieve lo había cambiado poco a poco y ambos estaban a punto de darse cuenta.

Reglas de Sebastian

1. No dormir en la casa del otro.

2. No dejar ropa en la casa del otro.

3. No escenas de celos.

4. No regalos cursis.

5. No hablar de sus encuentros con otra personas.

Y la más importante, la que ambos involucrados estaban rompiendo sin darse cuenta, sin poder evitarlo ya que ese era su destino después de todo.

6. No enamorarse.

Como si fueran eslabones cada regla se fue rompiendo una tras otra, Sebastian y Genevieve fueron ignorándolas poco a poco al entrar en una nueva fase de su relación, volviéndola mas seria con el paso de los días.





1. No dormir en la casa del otro.

Sebastian había sido el primero en romperla, el primero en iniciar la ruptura de los eslabones.

Sonrío viendo como el rumano se acuesta en su parte de la cama, habíamos pasado dos meses sin vernos, y mi cuerpo lo había necesitado todo ese tiempo, las caricias que me proporcionaba cada noche con el recuerdo de sus manos no eran suficientes y ...

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Sonrío viendo como el rumano se acuesta en su parte de la cama, habíamos pasado dos meses sin vernos, y mi cuerpo lo había necesitado todo ese tiempo, las caricias que me proporcionaba cada noche con el recuerdo de sus manos no eran suficientes y sin duda no se comparaban con las maravillas que el ojiazul podía hacer en mí.

—¿Qué hora es? —cuestiono sentándome en la cama para alcanzar mi celular y pedir un taxi para esa noche.

—Las tres de la mañana —contesta Sebastian acostándose de lado y atrayéndome contra su cuerpo —¿Por qué preguntas? —cuestiona como si el irme fuera algo nuevo en la relación.

—¿Quieres otra ronda? —pregunto asombrada ya que su cansancio era notorio, el niega bostezando y escondiendo su cara en mi cuello —Entonces tengo que irme —le recuerdo y el niega lentamente enterrando más su rostro en mi cuello, su respiración poco a poco se vuelve más pesada indicándome que el sueño lo estaba venciendo.

Little Stories To Tell | Sebastian StanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora