01. Lee Bodecker

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¿Uno, dos, tres? ¡Oh, aquí está el cuarto! El jinete bayo ha llegado
Cuidense todos, protéjanse de él.
Protéjanla...
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Dedicado a todas las lectoras que estuvieron desde el principio y claro a todas las nuevas que están comenzando este libro.

Las chicas que han votado y comentado todo este tiempo, en serio, tienen un lugar especial en mi corazón.

Lectoras fantasmas, ustedes también se lo han ganado ❤️

The Devil All The Time

La mano de una castaña se levantó al ver a un automóvil acercarse, Genevieve esperaba que alguien finalmente la recogiera, había salido a tomar un paseo en su bicicleta y para su mala suerte la llanta se poncho en medio de la nada, el carro que la ojiazul quiso detener paso de largo, pitando un par de veces para burlarse de la chica.

Genevieve rodó los ojos y siguió viendo si algún otra alma aparecía en aquella carretera, ya casi era de noche y la temperatura descendía, unos minutos más tarde finalmente vio otro auto, hizo auto stop y esta vez, se detuvieron a recogerla, era una pareja alegre, que desde el primer segundo la trato de una manera muy familiar, el hombre subió la bicicleta de la chica en la cajuela del auto, asegurándola para que no cayera en el viaje.

—¿Y a dónde vas, cariño?

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—¿Y a dónde vas, cariño?

—Knockemstiff —le contesta a la sonriente chica llamada Sandy —Vivo ahí.

—Que coincidencia —habla la rubia sin apartar su mirada del camino —Nosotros también —frunce el ceño ligeramente, elevando su mirada hacia el retrovisor —No recuerdo haberte visto, nena, Knockemstiff es pequeño y conozco a casi todos, los niños son los únicos que vienen y van —habla apresuradamente hasta que su mente hace clic —Oh Dios, eres la nueva habitante.

Genevieve se sonroja ligeramente, si que todos hablaban de ella sin acercarse a conocerla un poco —Si, lo soy.

Carl mira a su esposa sonriente, gira sobre su asiento y mira a la chica —Entonces, no tienes ningún amigo, pariente aquí.

La castaña se siente extrañada por la pregunta y un poco asustada, pero lo deja de lado, le sonríe amablemente —No, aún no, espero que pronto —dice volviendo a su estado normal de ánimo.

Diez minutos después la oscuridad había alcanzado a los viajeros, Carl se removió en su asiento ligeramente —¿No quieren ver las estrellas? —les pregunta —Sandy, primor, el claro que hemos encontrado la última vez está girando por ahí —apunta un desvío fuera de la carretera.

Genevieve se removió incómoda, ella ya quería llegar a su hogar y reparar su bicicleta, al día siguiente tenía trabajo que hacer en la cafetería local, era su segunda semana de trabajo y no quería arruinar las cosas, quiso hablar, pero no se atrevió, estaba siendo ayudada por estos dos desconocidos, así que prefirió callar cuando Sandy giro en la intersección.

Little Stories To Tell | Sebastian StanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora