One-shots, imaginas, pequeños momentos de ensueño al lado del rumano mas querido de marvel.
Las historias serán sobre Sebastian o cualquiera de los personajes que ha dado vida.
Espero que les guste el contenido que les traigo, dejen sus comentario...
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Me quedo al lado de Steve hasta que confirmo que está respirando, cuando su pecho sube y baja me alejo de la escena, las sirenas de patrullas se van acercando cada vez mas, mi primera salida son las alcantarillas, me quedo bajo tierra por horas, hasta que escucho que el trafico ha disminuido me atrevo a salir de mi escondite, la luna alumbra mi camino sin destino, al menos no lo tenía en ese momento.
Después de cuadras de caminar encuentro un buen lugar para pasar la noche, era un pequeño hostal que la primera planta tenía un bar, me acerco al barman esperando a que su cliente se vaya, cuando lo hace el hombre detrás de la barra me toma atención.
—¿Qué ordenaras? —cuestiona limpiando un vaso, su acento era extranjero, de alguna lengua eslava, ¿Ruso posiblemente?
—Mas bien quería preguntar si podía quedarme en el hostal, no tengo dinero con que pagarlo, pero puedo trabajar.
El barman alza una ceja examinándome de pies a cabeza —¿Sabes preparar bebidas?
—Aprendo rápido —respondo y así consigo mi primer lugar esa semana, la tercera noche fuera de los dominios de la organización alemana se complica cada vez mas mi bajo perfil, algunos oficiales entran al bar y yo me ocultó toda la noche hasta que Alexei me saca del baño.
—¿Me dirás cuál es tu problema con los federales? —cuestiona molesto, suspiro sabiendo que ese era mi final aquí.
—No puedo, lo siento —contesto encaminándome hacia la salida.
La voz del dueño me detiene —¿Necesitas encontrar a alguien conocido?
Miro la puerta del bar, pensando si irme seria una buena opción, giro sobre mis pies encontrándome con el hombre viéndome detenidamente —¿Cuánto costara?
—Viene de mi parte, sargento Barnes.
Lo miro incrédulo por como me ha dicho, Alexei se acerca a mi poniendo su mano en mi hombro —Mi hijo me hizo dar una visita al smithsoniano, si puedo ayudar a un defensor de nuestro país, lo haré con gusto.
Veo la mentira en su rostro, sinceramente no sabía si tenía un hijo, pero era seguro que me había investigado, lo dejo ir, necesitaba cualquier ayuda en ese momento.
La quinta noche llega rápido, Alexei me había dado lugares donde podía conseguir a un rastreador, pero era difícil coincidir con sus horarios, hasta que finalmente llegue a donde estaba o mas bien la rastreadora me encuentra a mi.
—Veo que has estado detrás de mi toda esta semana —habla sentándose a mi lado en la barra, alza su mano y al instante dos bebidas son colocadas frente a nosotros.
—Sinceramente, pensé que no llegaría a encontrarte.
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