01. T.J. Hammond

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Nota: La bienvenida a TJ en este libro debe darse con lo mejor (si chicas, smut en cursivas

—Te has declarado abiertamente gay toda tu vida, pero aun así vienes y tienes sexo conmigo —hablo cuando T.J. entra a mi ducha y me abraza acercándome a su cuerpo, sus besos se instalan en mi cuello haciéndome temblar ligeramente.

 entra a mi ducha y me abraza acercándome a su cuerpo, sus besos se instalan en mi cuello haciéndome temblar ligeramente

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—Que te puedo decir, eres la única mujer que logra cautivarme.

Alzó una ceja y bajo mi mirada al ver sus manos colocarse en mis pechos, los masajea a su gusto, jugando como a él le gusta —¿Lo tengo que tomar como un cumplido o más bien como si fuera una chica que parece más hombre?

Él me gira mostrándome levemente su molestia —Un cumplido, eres tan condenadamente sexy, que haces a un gay, bisexual, tú, Evie, me haces dudar de a quien coger esta noche, si a un chico que puedo pagar o a ti, la sexy mujer asistente de mi madre.

Lo miro bajar hasta mi centro, lo besa con tranquilidad, disfruta torturándome, jadeo levemente dejando caer mi cabeza contra la baldosa de mi baño —¿Estoy ganando? ¿O me dejaras más tarde?

Él me da una mordida que me hace gritar, aleja su rostro de mi feminidad y me mira desafiante —¿Cuándo te he dejado como una simple noche de sexo?

Entreabro mi boca sorprendida por su voz, jadeo más alto cuando su lengua entra en mí, coloco mi mano en su cabello que a estas alturas estaba empapado por la ducha —Nunca —contesto entre jadeos, T.J. podía dejar a muchos después de llevarlos a su cama, pero conmigo se quedaba hasta el amanecer, envolviéndonos más de una vez o simplemente dormir después de un arrasador orgasmo.

T.J. pasa su lengua por mis pliegues, sus manos se entrometen separando un poco mis piernas para darse más acceso, su lengua pasa por mi clítoris haciéndome jadear, dos de sus dedos entran en mi moviéndose hábilmente, T.J. sabía lo que me gustaba, iba rápido, llevándome al borde en segundos y la notar que mi orgasmo estaba cerca, paraba, torturandome con leves caricias, suspiro agotada cuando llegó finalmente a mi liberación, había sido un día muy largo y se cerraba con broche de oro al tenerlo entre mis piernas, él me toma entre sus brazos apagando la ducha, coloco mi cabeza contra su pecho mientras rodeó su cuello con mis brazos —¿Puedo invitar a Richard? —cuestiona besando mi frente.

Niego cuando me acuesta en mi cama —Esta vez no quiero ser solo una espectadora.

Él me sonríe divertido —No lo serás, lo prometo —me sonríe apartando los mechones húmedos de mi rostro, el condenado hijo de mi jefa me muestra su dulce puchero que nunca he podido negar, a menos que fuera en un asunto más serio, como las drogas, T.J. jamás podía doblegarme para dejarlo tomar alguna en mi presencia.

Lo cual causaba que a veces me mintiera y se fuera solo a algún club, lo había metido tantas veces a un centro de rehabilitación que ya había perdido la cuenta, todos lo consideraban un caso perdido, pero yo no quería ser de ese montón, veía esperanza en T.J. cada vez que lograba estar limpio una semana entera, pero siempre había algo, personas en específico que tocaban sus nervios y lo orillaban a volver a perderse en la cocaína.

Little Stories To Tell | Sebastian StanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora