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Sebastian Stan

Te encuentras en el bar donde trabajaba tu novio, bueno, más bien exnovio, era un cómico reconocido originario de Boston, pero había hecho un camino entre los stand up hasta llegar hasta aquí, Los Ángeles.

Ustedes dos se conocieron en Goldies, el bar donde se encontraban en el cual habías trabajado como barman durante los veranos para pagar la universidad.

Desde que Sebastian coloco un pie en el club de comedía no aparto sus ojos de ti y empezó rápidamente como él denominaba "cacería de chicas", ignorando por completo que él sería el cazado por esta vez.

Aunque su romance había durado dos años muchas cosas empezaron a molestarlos del otro y al no poder encontrar una solución para volver a encajar decidieron terminar su relación, aunque aún existían sentimientos profundos en cada uno de ustedes.

Cuando Stan termino su hora en el escenario bajó rápidamente al descubrir entre la multitud la cabellera rubia y ojos verdes que lo volvían loco y estúpido, corrió hacia donde te encontrabas, pero unos metros antes de llegar a ti empezó a caminar tranquilamente mostrando una actitud falsa de despreocupación.

Sebastian se coloco frente a la barra y le pidió su bebida preferida a la chica que estaba en turno esta noche, se hace el que no te ha visto por algunos minutos, tú te das cuenta de eso haciéndote reír.

— Evie —dice el cómico viéndote —No te había visto, ¿Qué haces aquí? ¿Disfrutando los shows?

Niegas tomando de tu vaso de agua —Son un asco, mas el hombre que bajo hace dos minutos —respondes refiriéndote a él, golpeando en su ego.

— ¿Tanto me odias? —pregunta tomando su vaso y sentándose cerca de ti —¿O es envidia quien habla? —prosigue acercándose a tu rostro, intentado intimidarte

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— ¿Tanto me odias? —pregunta tomando su vaso y sentándose cerca de ti —¿O es envidia quien habla? —prosigue acercándose a tu rostro, intentado intimidarte.

— Tenemos que hablar —le dices cortando cualquier salida que el castaño pueda tomar.

— ¿Qué sucede?

Lo miras pensando en el asunto que te había traído aquí después de dos meses de haber terminado su relación —Estoy embarazada —le confiesas en un susurro para que nadie mas los escuche.

Sebastian se queda en silencio por algunos minutos haciendo que tus nervios estén a flor de pie, suspiras levantándote de tu taburete tomando tu bolsa —Sabia que había sido una mala idea venir aquí —respondes dejando el dinero de lo que has consumido —Adiós, Sebastian —estas a punto de irte cuando él toma tu mano deteniéndote, sin embargo no giras para verlo.

— Lo siento, no me esperaba eso —susurra tranquilo, sorprendiéndote un poco —¿Cuántos meses? —pregunta

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— Lo siento, no me esperaba eso —susurra tranquilo, sorprendiéndote un poco —¿Cuántos meses? —pregunta.

— 2 meses y medio —respondes volviendo a tu lugar —Antes de terminar —agregas por si tiene una duda de si es el padre —Me entere hace una semana.

—¿Quieres tenerlo? —pregunta con delicadeza para no hacerte enojar, había visto esta situación con sus amigos y no quería ofenderte, tampoco quería una negatoria ya que una de sus metas en su vida era ser padre.

Te quedas pensando en su pregunta la cual no la habías planteado en toda la semana, solo pensaste en cómo y cuándo contarle —Sí —respondes finalmente encogiéndote de hombros.

— ¿Juntos? —te pregunta acercándose a ti lentamente.

— Sebastian —dices sintiendo su aliento chocar con tu rostro, sientes sus labios rosar los tuyos —¿Me sigues amando como yo a ti?

Él asiente uniendo sus labios en un delicado beso —¿Lo intentamos de nuevo?

— ¿Dejaras el cigarro, dejaras de tomar tanto y conseguirás un trabajo estable?

— ¿Dejaras de gritar cada vez que se me olvida hacer algo, podrás aceptar un poco de desorden en casa y dejaras de pensar que te soy infiel? —contraataca mordiendo tu labio.

Asientes lentamente, el ojiazul toma tu mano encaminándose hacia la salida apartando los cuerpos de las personas de su camino, lo sigues preguntándote si estabas tomando la decisión correcta. Sebastian te lleva a su carro, ambos suben y el morocho maneja a su casa tomando tú mano y en ningún momento la suelta.

Despiertas al día siguiente en la cama de Sebastian, giras sobre tu cuerpo encontrándote con que ya estaba despierto y te miraba, una sonrisa aparece en su rostro —Buenos días

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Despiertas al día siguiente en la cama de Sebastian, giras sobre tu cuerpo encontrándote con que ya estaba despierto y te miraba, una sonrisa aparece en su rostro —Buenos días.

— Buenos días —le dices acomodando la sabana sobre ti cubriéndote por completo —¿Llevas mucho tiempo despierto?

Él niega acercándote a su cuerpo —Unos cuantos minutos nada mas —acaricia tu cabello.

— ¿Estamos haciendo lo correcto? —preguntas jugando con su mano —El estar juntos de nuevo, tuvimos varias peleas en su momento, Sebastian.

Sebastian asiente —Haremos que funcione, lo prometo —contesta poniéndose sobre tu cuerpo y besándote —Nos amamos, amamos al bebé, aprenderemos sobre la marcha a reparar nuestros errores y manejar lo que nos irrita, eso hace una pareja.

Y era verdad, ambos fueron un buen equipo para el bebé que venía en camino y los que le siguieron, Sebastian y tú se amaban demasiado y supieron cómo manejar las cosas malas de cada uno para mejorarlas, se convirtieron en una gran familia llena de amor.

Little Stories To Tell | Sebastian StanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora