One-shots, imaginas, pequeños momentos de ensueño al lado del rumano mas querido de marvel.
Las historias serán sobre Sebastian o cualquiera de los personajes que ha dado vida.
Espero que les guste el contenido que les traigo, dejen sus comentario...
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La misión de ARES III era la manera de cumplir su más grande sueño, desde muy pequeño soñaba con ver lo que era el espacio exterior, conocer sus misterios, pero también ser un gran medico.
Y en esta vida el cielo solo era el límite, y para muchos, ni eso lo era.
La carta de aceptación para el Doctor Sebastian Stan llegó por correo en una dulce tarde de verano, había pasado la primera etapa de la NASA, ahora seguía más difícil, el entrenamiento para lograr vivir tranquilamente en el espacio exterior.
Fueron meses de trabajo arduo dónde Sebastian destacó excepcionalmente, pero en los que también empezó a tener muchas dudas de su deseo.
—Puedo quedarme, lograrán encontrar a otra persona —habla el ojiazul hacia su joven esposa.
Genevieve colocó la ropa doblada en el armario, dónde pertenecían —Has soñado esto toda tu vida, Sebs, no deberías dejarlo, y es poco profesional de tu parte querer dejarlo en la etapa final.
—Es solo que, tengo miedo, ¿Qué tal si algo sale mal?
La pelirroja lo miro sonriente —Me has dicho que es un equipo de primera, Sebastian, ¿Qué es lo que temes realmente?
El ojiazul miro a su mujer, dejándolo salir todo el aire de sus pulmones —No regresar al lado de ustedes —contesta yendo hacia la ojiverde y colocando sus manos sobre su vientre abultado, una noticia que los tomó por sorpresa junto a la aceptación de Stan en la NASA.
—Yo se que volverás, ambas lo sabemos —le sonríe.
—¿A..am...ambas? —pregunta incrédulo.
Genevieve asiente rápidamente y recibe el abrazo de Sebastian entre risas, el ojiazul se veía emocionado, repartiendo besos por el rostro de su esposa y su vientre, empezando a hablar con su pequeña.
Entrenador
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Sebastian Stan, el mejor entrenador de gimnasia artística, cinco veces ganador de la medalla de oro de los juegos olímpicos, el maldito amo de los aros y un seductor de primera, eran títulos muy buenos para el rumano, pero dentro de las cuatro paredes de su gimnasio, era un completo idiota, descarado, misógino, egocéntrico y un dolor en el trasero.
