01. Jack Benjamin

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Ambos niños jugaban en los amplios terrenos del renovado castillo de Buckingham, siendo cuidados a la distancia por ambas madres

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Ambos niños jugaban en los amplios terrenos del renovado castillo de Buckingham, siendo cuidados a la distancia por ambas madres.

Ambas sonreían por la complicidad de los niños, la inocencia de sus actos y el mutuo cariño que se tenían desde que nacieron, por coincidencias de la vida o por cálculos perfectos de ambas madres, los dos habían nacido el mismo día y convivieron toda su vida de infantes hasta la fecha.

—Algun día serán marido y mujer —habla la reina de lo que una vez fue Gran Bretaña, ahora llamada Polis, mira a su pequeña correr junto a su mejor amigo — Debe ser un hombre bien educado, Rose, como tú mejor amiga se que tienes los mejores valores como persona y madre, se que la educación no hará falta en tu pequeño, pero hay que dar un poco más, no estará emparejado con cualquier dama, si no con una reina.

Rose, la madre de aquel travieso castaño le sonrió a la que ha sido su mayor confidente por treinta años —No tienes de que preocuparte, Adeleine, mi hijo crecerá para ser el esposo perfecto para tu hija y el rey de Polis, verás que será un gobernante ejemplar.

La rubia miro a su mejor amiga y nego lentamente —Mi Rose, Jack no será el gobernante de la nación, simplemente será el esposo de mi hija, Genevieve es la que regirá Polis.

Aquella revelación sorprendió a Rose, ella siempre vio el futuro de sus hijos como soberanos de grandes naciones, no las sombras de otras personas, no como ella lo era con respecto a Adeleine y su esposo Silas.

Sin embargo, el futuro tenía planes muy diferentes para todos, iniciando con la mudanza de Silas y su familia al continente de America, dónde con esfuerzo y dedicación se convirtió en rey, logrando así que su esposa consiguiera lo que tanto anhelaba para su primogénito, la corona.

Las amistades se mantuvieron, el interés de matrimonio por igual, ¿Cómo desperdiciar la oportunidad de unir dos reinos? Uno que estaba completamente estabilizado en el hemisferio norte y otro que a pasos agigantados crecía y crecía.

No se podía, era una oportunidad completamente valiosa para todos los que se encontraban en ese juego.

Veinte años después

Veinte años después

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Little Stories To Tell | Sebastian StanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora