One-shots, imaginas, pequeños momentos de ensueño al lado del rumano mas querido de marvel.
Las historias serán sobre Sebastian o cualquiera de los personajes que ha dado vida.
Espero que les guste el contenido que les traigo, dejen sus comentario...
Nota: Pongo esta advertencia porque empece a llorar, pero realmente no se si fue porque si lo hice sentimental o son mis hormonas jugando conmigo.
Camino por las calles de Bucarest viendo cómo las personas del gobierno arreglan los estragos que habían marcado al boulevard principal de la ciudad, no sabía lo que había pasado realmente, existían varios rumores que pasaban de boca en boca, algunos normales y contundentes como un carro volcado que había golpeado todo a su paso, o los más descabellados a mi parecer, los cuales incluían a los vengadores en la ciudad, haciendo un gran destrozo como en cualquier otra parte del mundo.
Camino algo distraída sosteniendo mi caballete contra un costado, una gran mochila en mi espalda y bajo el otro brazo un lienzo, mi pie golpea algo en el piso haciendo que pierda por completo el equilibrio, caigo de bruces contra el suelo, me levanto rápido pidiendo disculpas con el que haya tropezado, pero no había nada, solo había una mochila en el suelo, frunzo el ceño ligeramente al verla, giro mi cabeza en varias direcciones sin encontrar a alguien cerca, tomo la mochila con cuidado abriéndola temiendo un poco su contenido, pero lo único que hay son cuadernos, vuelvo a revisar que nadie venga por ella, cuando veo a los pocos transeúntes pasar sin interés me atrevo a meter mi mano extrayendo un libro, lo abro encontrando una caligrafía cursiva un tanto descuidada, reviso su contenido detectando alguna que otra palabra, mi boca se abre en asombro al leer repetidamente HYDRA, dejo caer la mochila con miedo haciendo que su contenido se esparza por la banqueta, una foto sale de ella, la observó detenidamente dándome cuenta que era muy vieja.
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Tardo en descubrir que uno de los hombres era el Capitán América. Se veía un poco más joven en comparación a las fotos que aparecían en el noticiero buscando su paradero.
El segundo hombre en la foto no tengo ni la más mínima idea de quién es, pero puedo decir con sinceridad que es muy guapo.
Recojo las cosas del piso y las meto con cuidado en la mochila, la cierro y suspiro sabiendo que sería un día perdido para hacer una nueva pintura.
De regreso a mi casa dejo la mochila en la mesa de la pequeña cocina, camino a mi sala con mis herramientas de pintura colocándolas en su lugar, regreso sobre mis pasos viendo detenidamente el objeto ajeno, después de algunos minutos me acerco sacando su contenido, los acomodo sobre mi mesa, dinero de diferentes monedas, Lei, Libras, Yens, cuatro libretas del mismo color rojo oscuro, y un pequeño kit de primeros auxilios.
Tomo uno de los cuadernos y leo un poco de su contenido.
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