Capítulo 15.

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Al juntar mi boca contra la de Evan sabía que sería una pésima idea, pero nunca pensé que fuera tan mala.

Evan mantiene su boca quieta.

¿Qué le sucede?

Debo terminar esto o será muy humillante para mí en cámaras. Estoy por apartarme pero en menos de dos segundos Evan ya me está sujetando por las mejillas respondiéndome el beso.

Me besa.

Succiona mi labio inferior de manera delicada, todo lo contrario, a Klein. Su aliento a hierba buena me golpea, me atrevo a decir que besa como yo lo recuerdo.

Como lo recuerdo...

Sin pensarlo me aparto de él y al abrir mis ojos no sólo el público grita extasiado si no también hay unas pupilas cafés mirándome.

—¡Después de este beso todos necesitamos una pausa! — anuncia Betty —.No se despeguen de su pantalla.

Me giro hacia las cámaras y con eso estamos fuera. Parpadeo aún tratando de estabilizarme de lo rápido que ocurrió todo. En un abrir y cerrar de ojos lo bese, y al siguiente me besó, y uno más nos besamos.

—Son una dulzura chicos, ya vuelvo.

Betty se levanta dejándonos a ambos solos y los maquillistas ya están sobre nosotros.

—Evan. — susurro.

Evan ahora me mira de reojo.

—Chicas nos pueden dar un minuto a solas — ambas chicas intercambian miradas y se apartan dejándonos, si a eso puede llamarse privacidad porque hay demasiado bullicio al rededor.

—¿Qué pasa?

—Lo siento, yo debí...

—¿Por qué lo sientes? —me interrumpe.

—Pues ya sabes, por cómo me arrojé.

—Es actuación Lei, no te mortifiques.

Actuación, solo es eso.

Asiento —: Sí claro, actuación.

¿Qué pasa contigo?

—Ya vengo, necesito tomar agua.

Me levanto como resorte de la silla y hago camino hacia el camerino.
Mis ideas nunca son buenas, solo que esta vez mi agencia y Sparkly no nos dirán nada, apuesto que hasta me darán un premio por ello.

Doy largas zancadas para llegar al camerino y al encontrarme dentro, cierro la puerta y me dejo caer en el pequeño sofá de cuero blanco, pero no tardan mucho en golpear la puerta.

Me paro de mala gana preparando mis palabras para disculparme con Ro y lo que tendrá que decirle a Nessa.

Sobo mis cienes —:Ro ya pasó, además ...

No es ella.

Parado frente a la puerta está alguien que no es Rosetta, ni de cerca.

—Klein. —un nudo grande y pesado se forma en mi estómago.

—¿Están actuando? Por qué si es así, necesito saberlo de ti.

Silencio.

Se que Klein sabe la verdad, pero estoy segura que su mente lo tortura mientras no lo escuche de mi boca. Tan seguro de sí mismo.

—¡Halley responde!

Si me sincero con él sé qué le contaré todo, desde como lidie cuando se fue, hasta verlo hoy de nuevo. Sigo enamorada de Klein, y ver su mirada herida hace que mi corazón se oprima.
No hablo y solo bajo mi mirada hacia mis botas. Veo que sus pies están por acercarse y por instinto tomo la perilla de la puerta cerrando la puerta en su cara.

Cierro todo, se acabó.

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—En pantalla se vio como un gran beso, no fue el beso del año, pero sin duda fue tierno.

Gemma está del otro lado de la cama acariciando mi cabello conmigo boca abajo.

—¿Beso tierno?

—El cómo lo jalaste, eso no me lo esperaba —ríe —.Y cuando él te tomo por las mejillas.

Ahora Gemma está chillando.

—¡Gemma! — me levanto —¿No lo entiendes? Klein lo vio, Nessa en algún lado también.

Gemma levanta los hombros —:¿Y? Para eso te contrataron.

—Sí lo sé, pero había un contrato, uno que aseguraba muestras de afecto, pero no tan afectuosas.

—Halley eres tan dramática. — golpea la cima de mi cabeza —.Un beso, ¿qué es un beso?

—Un beso solo eso.

Gemma asiente.

—Tómalo de quién viene, Evan no se enojó apostaría una pizza por ello.

—Solo se veía preocupado...

—Pues claro que lo estaba por su novia viendo en algún lado, pero te aseguro que se la pasara. Sabía en lo que se metía cuando firmó ese contrato.

Suspiro —:Sí, tal vez.

—¡Halley relájate!

—Estoy relajada.

—Mentira, tus hombros se ven tensos.

Me relajo.

—Iré a poner agua para té.

Gemma baja las escaleras con dirección a la cocina, enseguida me dejo caer en la cama.

Estará bien, es actuación.

No es muy diferente a cuando hay cámaras grabándote, incluso las había. Por un momento olvido el beso, olvido lo que pasó en el estudio y solo me concentro en la mirada herida de Klein.

Lo peor.

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—¿Podemos salir a comer? — dejo mi taza a un lado.

—Me toca turno en la noche — se sienta Gemma a mi lado —.Vamos, Keyla estará feliz de ver a su estrella favorita.


¿Y qué si le digo que te de el día libre para ir a bailar?

Gemma comienza a negar.

—Olvídalo, me rehusó a faltar necesito el dinero. Además, disfruto mi trabajo.

En realidad, Gemma solo era mesera en una fuente de sodas con temática rock and roll, pero el lugar era genial y Keyla, su dueña, también lo era.

—Entonces vamos, te llevo.

—Descansa, tomaré el metro, llegaré ahí más rápido de lo que puedo distinguir el color amarillo.

Comienzo a reír.

—Es más, ya debo irme.

Se levanta y coge su mochila.

—Te llamo cuando salga de mi turno. — grita mientras baja por la escalera.

—¡Estaré esperando tu llamada!

La puerta se cierra de un portazo.

Me dejo caer en la cama y agradezco que las estrellas estén ahí pegadas, eran  necesarias en mi vida. Pero, más que eso, agradezco que me recuerden lo que quiero.

Mi meta, mi sueño.

Solo que a veces envidiaba la vida de Gemma. Una vida simple y ordinaria.
Donde no tenía preocupaciones y solo estaba rodeada de un trabajo, de amigos que la querían y pintura.

Mucha pintura.

Ella era feliz y lo veía.

Ella controlaba su vida.

¿Yo cómo no lograba controlar la mía?

EXCEPCIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora