Evan.

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Siempre disfrute amanecer y dormir con Nessa, cada una de las veces. Pero cada vez que la tenía entre mis brazos sentía que engañaba a Lei.

Ahora cada mañana que amanecía, el cabello dorado de la almohada de junto no era el color que esperaba ver; ni mucho menos a la persona.

¿Cuándo comenzó a cambiar eso?

Comenzó a cambiar desde que me volví la persona más impuntual, si en un principio lo era, ahora lo era a propósito. Llegaba temprano a las citas con Halley, pero siempre me quedaba en mi auto intentando calmar mis deseos.

Mi respiración.

Halley era abrumadora, tanto así que me quedaba a esperar en mi auto hasta que mí corazón se calmara. Hasta que cediera a guardar silencio y no alertar a Halley de lo que le provocaba.

De lo ruidoso que últimamente era.

Cada que cerraba los ojos intentaba recordar unos ojos verdes similares al campo, pero en su lugar aparecían unos ojos color mar que me hundían un poco más que al día anterior.

No podía seguir con esto.

No podía continuar engañándome.

Nessa es tu chica, me repetía una y otra vez.

Pero todo eso cambiaba cuando veía de nuevo a Lei.

Cuando salió del hospital y volvió a casa quise correr y tomarla entre mis brazos. Pero no lo hice porque Klein lo hizo primero. Después de cenar, vieron una película, yo no pude concentrarme en verla.

No pude.

No cuando miraba de reojo a Halley y a Klein; y justo ahí entendí porque habían sido la pareja favorita de todos.

Se veían bien.

Tú te verías mejor a su lado, pensé.

— ¿Ya hablaste con ella? — estábamos limpiando la cocina cuando Nessa volvió a tocar el tema.

— Lo haré, solo que no he encontrado el momento.

— Es verdad, Klein no se le separa en ningún momento — deje de secar el plato en mi mano.

— ¿Crees que vuelvan?

¿Qué estaba diciendo?

Apreté el trapo en mi mano y termine por arrojarlo —: No nos importa, si regresan o no.

Si te importa.

— Tienes razón, son tal para cual.

No dije nada más, solo después de eso mi mano dolió al resistirse en arrojar cada maldito plato de porcelana.

°. ̧ ̧.• ́ ̄'☾✩☽ ́ ̄'•. ̧ ̧.°

Gemma se acerca arrastrando los pies en la arena con Wallace a su lado.

— ¿Y Halley? — pregunta — ¿Qué no estaba contigo?

No, y no creo que lo haga después de lo que le dije. De cómo la trate.

— ¿Evan? — Wallace pone su mano sobre mi hombro.

— Ella está en... — me dejo caer de rodillas.

La abandonaste, la dejaste derrumbada en la arena.

— ¿Evan qué ocurrió? — Gemma se inca a mi lado.

— Ve con ella, ve...

— ¿Terminaste por no elegirla verdad?

— Gemma. — Wallace la detiene.

Gemma suspira a mi lado —: No vengas a buscarla cuando te sientas solo y vacío. Cuando te des cuenta que en verdad era ella.

— Sé que es ella — acepto.

— ¿Y entonces por qué...? — Wallace también ya está a mi lado.

— Yo soy el puto problema. — digo derrotado.

Gemma se levanta y comienza a caminar con dirección hacia dónde deje a Halley llorando.

Donde la abandone.

— ¡No la busques, no la vuelves a buscar! — grita sin darse la vuelta.

Quiero buscarla en este momento.

Necesitaba buscarla.

Pero me prohibo hacerlo.

— Evan, espero hayas echo lo correcto, de no ser así esa chica te matará.

— Lo sé.

No le tenía miedo a lo que podría hacerme Gemma. En el fondo sé que lo merezco, pero para mí es más aterrador lo que siento, lo que puedo ocasionar.

Las promesas que puedo romper.

A las personas que les puedo fallar.

Lei... perdóname.

Cuando pensé que ya había sentido lo irreal en el amor, llegó Halley cambiándolo todo, enseñándome que el corazón late de forma diferente.

Pero no lo tienes permitido, porque tú ya tienes tu persona.

Mi cabeza está pensando en lo correcto, en lo mejor, en lo razonable. Pero mi corazón está llorando en algún lugar tirado en la arena.

EXCEPCIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora