Capítulo 13.

95 25 16
                                    

Las olas iban y venían, el sol contra mi piel se sentía de manera cálida. Gaviotas se escuchaban chillar a lo lejos.

Era un día hermoso.

Tendida en la arena con los ojos cerrados podía percibir el olor a sal y bloqueador de coco inundando mis poros.

Pura vida.

Lo que básicamente ya no tenía en casa.

Sentí su boca recorrer mi mandíbula hasta llegar a mis labios, y a eso también lo llamaba dosis de vida.

— Te estoy poniendo roja como un camarón.

— No me sonrojas más Klein, es solo es sol.

Klein hizo pucheros dejándose caer sobre mí —: ¡Basta! ¡Pesas demasiado!

— No puedo creer que ya no te haga sonrojar.

Sonreí.

— Es porque ya soy inmune a todos tus encantos.

Klein levanto su cabeza mirándome desafiante.

— No de todos, Halley.

No replique porque ya lo tenía de nuevo sobre mí. Su boca, su respiración agitada, sus manos hundiéndose en mi cabello, simplemente estaba bajo sus encantos.

Klein no fue el primer chico al que bese, ni siquiera estaba segura de haber tenido un beso real antes de él. Pero cuando Klein me besaba, me hacía olvidar la muerte de mi padre, el que mi madre me abandonara y el que estaba completamente sola.

Me sentía amada.

Siempre tomaba mi boca en la suya, mordiendo, saboreando, tomándose todo el tiempo como si fuera dueño de ella.

Siempre tomaba todo de mí, mientras que yo estaba agradecida que lo hiciera.

Me aparté de él.

— ¿Qué ocurre? ¿En verdad no están funcionando mis encantos?

Estire la mano y retire el cabello de su frente —: Me iré de casa.

— ¿Te irás? ¿A dónde?

Me levante sentándome sobre mis rodillas.

— No soporto estar en esa casa tan grande, necesito mi espacio — digo —. Necesito un nuevo lugar sólo para mí.

— ¿Estás rompiendo conmigo? Por qué te recuerdo que tenemos un contrato y...

— ¡Klein no estoy rompiendo contigo! ¡Me mudaré!

— ¿Mudarte?

Asentí.

— ¿Estás segura? ¿Y Ro?

— Ro lo entenderá, y si no es así lo hará.

— Entonces, ¿quieres viv... — lo interrumpí.

— No viviré contigo, te lo agradezco, pero no creo que sea lo correcto.

— Halley, yo soy lo correcto.

Solté una carcajada.

— Bueno Señor correcto. — Me acomode sobre su regazo —. Ayúdeme a buscar un lugar.

— Estas en el lugar.

Estuve por golpear su pecho, pero Klein detuvo mi mano. Y antes de que pudiera reclamar ya estábamos tendidos en la manta de nuevo.

El aire soplaba en mis oídos, pero eso no me impedía escuchar el latido de mi corazón. Sujete sus mejillas, y me deje sumergir en su boca y malditamente estaba segura de que este era mi lugar.

Klein Page era el lugar.

✧°. ̧ ̧.• ́ ̄'☾✩☽ ́ ̄'•. ̧ ̧.°✧

— ¿Qu... qué estás haciendo aquí? — balbuceo.

— Tengo una entrevista. — Klein da un paso más cerca.

— ¿Tú?

— Tengo que irme.

Pero antes de que pueda hacerlo me sujeta de la mano.

— Tenemos que hablar.

— No tenemos nada de qué hablar, se terminó — nos señalo —. Nosotros terminamos.

Arrebato mi mano de su agarre.

— Necesito que me escuches Halley.

No digas mi nombre, por favor no lo digas.

— Ya debo irme.

Estoy por hacer mi camino al camerino cuando una voz me detiene.

— ¿Lei?

Lo que faltaba. Él chico del que sigo enamorada y mi novio falso en un mismo pasillo.

Me giro a verlo.

— ¡Evan! — exclamo —. Debemos irnos, el programa saldrá al aire dentro de unos minutos.

Tomo su brazo e intentó movernos, pero no cede.

— Dichosos mis ojos de verte de nuevo Evan.

— Claro que lo son. — Ambos sonríen estrechando sus manos.

— Ja, ja — río falsamente —. Por supuesto, ahora vámonos.

Estamos por dar media vuelta pero Klein habla.

— Así que, ¿Halley y tú tienen un contrato?

Miro de reojo a Evan y este también lo hace devuelta.

Klein lo sabe.

Él sabe que todo esto es un montaje. Me conoce demasiado bien.

Y yo también.

Klein suelta una risa burlona, la cual hace que la sonrisa de Evan desaparezca.

— Lo que Lei y yo tengamos no es asunto tuyo — toma mi mano —. Ahora si nos permites, tenemos una exclusiva que cubrir sobre nuestra relación.

Damos media vuelta y Klein se queda ahí parado, mientras que yo me siento un poco triunfante, solo un poco. Después de todo no pude conseguir mi refresco de cereza.

EXCEPCIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora