Capítulo 40.

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Los pensamientos egoístas y sin sentido los comenzaba a tener con más frecuencia.

¿Por qué anhelar a alguien que no me pertenecía?

Gemma tenía razón. La mayor parte del tiempo pasaba justificándome por lo que sentía, y en realidad así era.

No era mi culpa.

No era mi culpa tener sentimientos por un corazón ocupado.

Cuando estaba con Evan, olvidaba el cómo había comenzado todo este enredo, y muy pocas veces acepto que no debí firmar ese contrato.

En ese momento debí ser más egoísta por mí.

De haber sabido los problemas que me traería, ni siquiera ahora estaría aquí en el auto de Evan, con el aire golpeándonos en la cara y despeinando nuestro cabello con un ligero olor a lluvia.

—¿Dónde vamos? - pregunto.

Después de probar mi comida amargamente Evan llegó minutos después a recogerme. Me había salvado de comenzar a azotar mi cabeza contra la mesa.

—Un lugar.

Resoplo—:¿Cómo no se me ocurrió?

Estaba por llover, el cielo tronaba y yo solo descartaba todo lugar que estuviera al aire libre. No iríamos a señalar estrellas o algo por el estilo, estaba segura.
A lo lejos puedo ver las grandes paredes de mármol rodeando la casa que está justo detrás. Cuando la cruzamos, una pizca de nerviosismo aparece, pero esta desaparece cuando veo una casa hermosa.

—¿Por qué no me dijiste que vendríamos a tu casa? —digo sorprendida.

La casa es mucho más grande que mi loft, al muy estilo interprika, desde la terraza hasta el jardín es impresionante.

—¿Sigues sin comprender las sorpresas verdad?

—Eres bueno guardando sorpresas, la mayoría suele arruinarlas y te odio por eso.

Ríe —: Bueno pues no arruines la tuya y vayamos dentro.

—¿Estaremos solo nosotros?

—¿Querías invitados? - dice levantando la comisura de su labio.

—No...

—Andando, entonces.

Evan sale del auto e inmediatamente ya está abriendo mi puerta.

—¿Qué es lo que tramas? — entrecierro los ojos.

—Nada y ¿tú? - responde sonriendo.

Me da la mano y hacemos el camino hacia la puerta de su casa, cuando esta se abre entiendo verdaderamente el significado de sorpresa.

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—¿Cómo hiciste todo esto?

En lugar donde se supondrían estar los sillones, esta una casa hecha de cortinas y diversos mantos cubriendo todo el espacio de la sala.

—No lo hice completamente yo solo, tuve ayuda.

Wallace.

—Tenía pensado que fuéramos acampar a Star Mount, pero vi el clima y deduje que sería una pésima idea.

—Esto no es una pésima idea— me agacho y tomo asiento dentro de la pequeña casa. Evan toma asiento a mi lado y nos quedamos en silencio sólo por unos minutos.

—¿Quieres cenar?

—Acabo de comer. — no realmente.

—En realidad las pizzas ya vienen en camino.

EXCEPCIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora