Marco por quinta vez el número de Evan y este sigue sin contestar.
¿Me estaba evitando?
Después de que me llevó a casa, todo el camino nuestras manos estuvieron unidas. No supe descifrar qué significaba.
¿Estábamos juntos? ¿Aceptaba lo que sentía por mí?
Me pregunté una y otra vez que significaba todo lo que había ocurrido, pero por más que intentaba imaginar algo bueno no lo lograba.
Manos se encuentran por todo mi rostro y cabello. Agregando, quitando todo lo que el público le gusta ver.
— ¿Ya está lista? — grita un chico del staff logrando que deje el teléfono.
— Casi lista — responde la chica morena de mi lado izquierdo.
— Halley, ¿Ro te dijo él por qué no vendría? — pregunta Lucía del otro lado de la habitación.
— No. — lanzó el celular sobre el tocador.
Lucía vuelve hablar —: ¿Y Evan sa..
— ¡No lo sé Lucía! — mi grito se escucha por toda la habitación que las chicas de cada uno de mi lado detienen sus brochas —. Y mucho menos me importa.
La habitación se queda en silencio, puedo decir que Lucía sale de la habitación ya que pasos firmes se escuchan alejarse.
¿Qué ocurre Halley?
De más joven solía gritarle a la gente de mi alrededor como toda una perra. Por ello, mucha gente de mi equipo no duraba. Ellos me renunciaban o yo los despedía por alguna estúpida razón.
Claro que McNally logró comprar su silencio para que no dijeran nada a los medios de la niña mimada e insoportable.
Pero él se estaba cansando.Cansando de mí, tanto como yo.
El día había sido agotador, y estar en la oficina de ese hablador no mejoraba. No cuando tu padre había muerto hace unos meses y te encontrabas completamente sola.
— Si quieres permanecer en esta industria, debes mantener la boca cerrada a menos que yo te pida que la abras.
McNally se encontraba furioso, ya que había despedido a una maquillista porque había mancho mi mejilla de delineador segundos antes de salir en televisión.
Fui una exagerada.
Papeles de su escritorio salieron volando por toda la habitación, losetas de color negro relucientes ahora estaban cubiertas por ellas.
— O cambias esa actitud de niña mimada que tienes o todo lo que he construido se irá a la mierda — McNally se acercó a la silla donde yo me encontraba sentada, tomando mi rostro entre sus manos para después apretarlo entre ellas —. Tú te irás a la mierda, ¿Crees que me será difícil sustituirte? — mi mandíbula temblaba —. Claro que no, solo estás aquí por tu apellido.
Lo odie, y aún lo hago.
Solo que en ese momento no pude decirle que él se iría a la mierda primero que yo. De no ser por mi estrella ni siquiera lo hubiera dejado tocarme.
Así que solo asentí.
— Buena niña, ahora ve a casa. Que mañana será un gran día.
Toque mis mejillas, que seguramente estarían rojas por la fuerza en cómo las sostuvo. Pero no las sobe, ni siquiera me queje; solo me levante de la silla y la bilis recorrió mi garganta, salí muy deprisa de la habitación.
ESTÁS LEYENDO
EXCEPCIÓN
Romance¿Qué pasaría si obtener una estrella fuera tan sencillo como mentir? Halley Collins y Evan Arwenson se verán involucrados con el pasado, contratos y viejos amores. ¿Qué puede salir mal? Dinero, fama y codicia abundan en Stella City, pero las estre...