Epílogo.

131 28 83
                                    

Evan.

2 años después.

- ¡Vamos, apresúrate!

Halley grita desde la cima de Star Mount, el viento alborota su cabello expandiéndolo por todos lados.

Es hermosa.

La chica que todos soñaban, la chica con la cual soñaba, ahora cada mañana despertaba a mi lado.

Y vaya que fui un idiota en tardarme tanto.

Desde la primera vez que la vi entrar al salón fue como un imán para mis ojos. En cada lugar que la veía ella brillaba, siempre resaltaba ante los demás.
Aun cuando grabamos juntos y yo ya tenía a Nessa, verla de nuevo fue desconcertante para mí.

¿Por qué me atraía esta chica mimada y malcriada?

Ella para nada es tu tipo, me repetía una y otra vez.

No entendía que era, y cuando lo hice me aterro.

Me aterro extrañar verla, escucharla, incluso echar de menos su aroma. Me aterro desearla cuando se suponía yo ya tenía a mi persona.

Aquel día de la premiación, no quería aparecer, estaba harto de ser la marioneta de Hanna.

Estaba harto de mí mismo.

- ¡He dicho que no iré!

- No puedes hacer esto ahora - levantó su voz -. ¿Dejarás que Nessa haga esto sola?

- Si yo no hubiera buscado a Halley, ella jamás se hubiera presentado ante cámaras.

¿Era a lo que se refería Halley?

¿Hacer las cosas con alguien interviniendo, era lo mismo que ser cobarde al no hacerlo por ti mismo?

Yo me había convertido en un cobarde desde hace mucho.

- Si no asistes, me aseguraré que Halley no reciba nada - golpeó su escritorio -. Nada.

¿Quitarle su mayor sueño a Halley?

No podría, ni siquiera intentaría pensarlo.

- No esperes que sonría, no esperes nada de mí - dije.

Con eso último, salí de la habitación, dándome cuenta que estaba atado. Me tenían atado.

Entendí que Halley firmó lo que firmó, porque ella no sabía lo que ocurriría después. No sabíamos que las excepciones aparecen cuando menos te lo esperas, yo tampoco lo había entendido.

Hasta ahora.

- Por fin apareceré a tu lado, ¿Y no dices nada?

- Nessa, lo sabes. Sabes perfectamente porqué hago esto.

- ¡Ella planeaba arruinarte! - gritó.

- ¿Cómo puede hacerlo cuando no la tengo conmigo?

Al pronunciar eso último supe que la había lastimado, pero no me retracte. Era una de las pocas verdades que tenía en mi vida.

Una de pocas.

Cuando Halley renunció a lo que más quería, fue el momento que se ganó mi admiración. Fue el momento en que me ganó por completo.

Ya sabía dónde debía estar, con quien quería estar. Yo tenía el poder de decidir; torturarme y mendigar hasta el final o alejar todo aquello que me aterraba.

EXCEPCIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora