Evan.

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Besar a Halley, siempre parecía una droga, una vez que la probabas querías más de ella.

No tenía suficiente.

Después de haber dicho que quería besarla era una de las pocas verdades que decía estos días.

Quería besarla.

Necesitaba besarla.

Para recordarme que no podía tenerla.

Que no era mía.

Que tenía a Nessa.

Todo fue peor cuando de camino a su casa sostuvimos nuestras manos. Como si hubiéramos aceptado lo que sentíamos.

Pero yo... no quería tomarla.

En el fondo sabía que para Lei significaba algo más, una promesa tal vez. Aunque ella no las creyera.

¿Desde cuándo me era resultaba difícil cumplir una promesa? ¿O solo era a Lei?

Lei.

Así comencé a llamarla desde que escuché a Ro decirle así, si fuera por el nombre chino y no más un apodo, su significado es trueno; y tal vez para mí Halley es una estrella, pero no estaba muy lejos de ser un trueno, de esos que escuchas en las tormentas y hacen retumbar todo, así era ella.

Ella retumbaba.

Retumbaba en mi corazón, en mi cabeza, en mi ser...

Ya fuera Halley o Lei, ella es una estrella retumbante.

Me estaciono frente a su departamento, y ambos guardamos silencio. Lei solo baja del auto con una sonrisa bailando en sus labios, yo no puedo evitar regresársela.

Estoy por arrancar el auto cuando un mensaje de Nessa alumbra mi pantalla.

"¿Ya la dejaste en casa?"

¿Cómo? ¿Cómo sabe qué...

"Estoy en tu casa, te espero aquí."

Mierda.

Prendo el motor y conduzco lo más rápido que puedo. Como si el miedo viniera corriendo detrás de mí. Lo siento perseguirme.

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Llego a casa y estaciono el auto, rápidamente corro hacia adentro. Nessa está sentada dentro de la casita observando todo. Cada detalle. Yo solo ruego por qué no imagine.

Sé que sabe que traje aquí a Halley en su lugar, ahora sabe por qué no quise salir con ella.

— Nessa, yo...

— Hoy salí a comer con Mindy, y nos encontramos a Halley. Nos invitó a sentarnos en su mesa y ¿sabes por qué lo hizo?

Doy pasos lentos para acercarme a ella.

Niego —: Para restregarme en la cara lo cercanos que son ustedes, pero no le creí, tú siempre has odiado ese tipo de chicas — se levanta de la casita y ahora sujeta la tela entre sus manos —. O eso creí.

— Nessa. — sé sincero — Lo que Lei y yo tenemos es...

Me interrumpe —: ¿Lei?

Mierda. ¡Cállate!

Y como si la persona dulce y tranquila que es Nessa se hubiera esfumado, llega una chica que parece que no conozco. Jalando y destruyendo la casa donde hace unas horas había olvidado un momento.

— ¡Te odio! ¡La odio a ella! — grita — ¡Siempre quiere arrebatarme a los que más amo! ¡Mamá y ahora también tú!

— Nessa...

Me acerco y la detengo por los brazos —: ¡Ella no te está arrebatando nada!

— ¡Sabía que eras como todos esos famosos! ¡Un puto mentiroso que no sabe cumplir su palabra!

Yo... ese tipo de persona, yo...

— ¡Nessa para! — la agito por los hombros —. Te quiero a ti, te elijo a ti.

¿Qué estás diciendo?

Nessa comienza a llorar y sin poder hacer más la abrazo. Sostengo a mi primer amor.

Pero solo eso...

Nessa se aparta para mirarme directamente a los ojos.

¿Qué verá en ellos? ¿Una mentira?

Por qué no hay verdad en ellos.

— Estoy lista para aparecer a tu lado.

¿Qué?

— Anula tu contrato, agradezcámosle a Halley y se acabó, no quiero deberle nada.

Nessa vuelve a abrazarme y yo solo dejo que lo haga.

Quiero hablar, decir algo. Pero de pronto la tristeza, el enojo y la culpa me invaden.

No quiero terminar nada.

Quiero seguir con Lei.

Me gusta estar con ella.

Me gusta ella.

Pero la primera chica que he amado hasta hace unos meses; me está dando algo que rogué por años.

¿Tenía que tomarlo?

— Lo haré, yo... — trago el nudo —. Yo anularé el contrato.

Termino aceptándolo justo en las palmas de mis manos, dejando de lado lo que mi corazón pide. El miedo terminó por atraparme.

EXCEPCIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora