Capítulo 50.

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—¡Me rindo! —dice derrotado —Acepto que trenzar el cabello no es lo mío.

—Te lo dije, no es una habilidad que todos tengan. — digo intentando no reír.

—Solo aguarda y te haré una con flores.

Estamos en la sala, Evan sentado en el sillón y yo en la alfombra situada entre sus piernas con un espejo en mis manos.

Su celular timbra.

—Contesta, mientras intentaré arreglar estos nudos en mi cabeza.

Ríe —:Incluso los nudos se te ven bien.

Deposita un beso en mi cabeza antes de responder su teléfono.

—¿Ya están ahí? —pregunta. — De acuerdo vamos para allá.

¿Vamos?

¿A dónde?

—Nos vemos. — cuelga.

—¿Qué pasó? ¿A dónde vamos?

—Ponte tus tenis, abrígate y démonos prisa.

—Pero...

—No preguntes porque no te diré.

Me levanto para sentarme sobre su regazo —:¿En serio no me dirás?

—No, no te diré —dice ocultando una risa nerviosa.

—¿Estás seguro?

Evan dirige la mano sobre su boca y pretende poner un cierre en ella para evitar que cualquier secreto salga de ella.

—¡Bien!

Me abalanzo sobre el soltando pequeños picos en su cara y boca, Evan ya se encuentra riendo y queriendo huir de mí.

—¡No pierdas tu tiempo Halley no diré nada! — dice riendo contra mi boca.

Ya veremos si tiene tanta voluntad.

Lamentablemente la tiene.

Él gana.

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—¿Vamos fuera de la ciudad?

—¿Eso te parece?

Asiento.

Aunque Evan me pidiera que atara una cinta en mis ojos, un viaje por más de una hora en el auto no es una simple salida a Stella City.

—Bueno, ahora ya sabes algo.

—Odio que seas tan bueno con las sorpresas, nunca he sido buena para ocultar cosas.

Evan suelta una pequeña risa —:Eso lo sé, descuida.

—¿Sabías que soy mala ocultando cosas?

—Lo sospeche cuando de pronto no apartabas la mirada de mis labios.

—Bueno es que es imposible no mirar hacia tus labios, al menos no cuando traes camisa.

Ahora ríe más fuerte —: Yo siempre te he observado Halley.

Me giro a verlo.

—¿Y te gusta lo que ves?

El auto se detiene y el motor se apaga.

—No me gusta, me fascina — susurra cerca de mis labios para después darme un beso.

—¿Llegamos?

—Estamos devuelta aquí.

¿De vuelta?

Al bajar del auto Evan se sitúa detrás de mí y siento cómo sus manos desatan la cinta. Parpadeo varias veces hasta centrar mi visión para ver el lugar de dónde estamos.

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