Capítulo 34.

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¿Cómo se suponía que tenía que trabajar si el chico me gustaba?

Ni siquiera me di cuenta cuando ocurrió. Tal vez ni siquiera mi corazón lo vio venir.

Lo que más necesitaba ahora era distraerme. Salir tal vez.

— ¿Dónde estás?

— ¿Quién habla? — dice Klein al teléfono.

— Yo, Halley.

Tose al teléfono —: ¿Qué pasa? ¿Ocurre algo?

— No... solo que quería saber dónde estás.

— ¿Dónde nos vemos? — dice sin pensarlo.

— Nos vemos en la fuente de sodas donde trabaja Gemma, ¿lo recuerdas?

— Perfectamente, te veo allá.

Cuelgo y enseguida corro por mis botas, un abrigo y una bolsa.

Tal vez lo que necesitaba era ver personas del pasado para olvidar un poco mi presente.

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— ¿Tú qué haces aquí? — apunta Gemma a Klein.

— Yo lo invite. — confieso.

— ¿Qué?

— Un gusto verte de nuevo Gemma, ¿Tú también me extrañaste?

Gemma resopla.

Keyla, una mujer de melena alborotada y una piel hermosa, se acerca por detrás.

— ¿Gemma ya les ofreciste una mesa?

— No, a él no.

— ¡Gemma! — decimos Keyla y yo al unísono.

Tuerce los ojos —: ¡Bien! — por fin acepta —. Pero tendrás que dejarme una buena propina.

— Lo haré — dice casi temeroso.

Sonrío divertida al igual que Gemma. A pesar de que Gemma emanaba ternura, su carácter era fuerte y decidido.

Eso lo admiraba mucho de ella.

Gemma nos conduce a una mesa de media luna, entregándonos la carta.

— Vengo en un momento.

Gemma va en dirección a otra mesa para tomar su orden.

El lugar grita Rock and Roll, desde las losetas blanco y negro, hasta las luces neón que abarcan las paredes. E incluso Elvis Presley colgado en la pared lo sabe.

Ni siquiera miro la carta, porque ya sé perfectamente lo que ordenaré.

— Creo pediré un helado de palomitas, tengo curiosidad. — afirma Klein.

— Sabrá a palomitas de caramelo, ¿lo olvidas?

Me mira frunciendo el ceño.

— No lo recuerdo.

— ¡Vaya! — digo sorprendida — ¿Así de rápido olvidas las cosas?

— No, eso no es lo que...

— No te invite para pelear.

— Pero yo...

Gemma llega a nuestra mesa.

— ¿Listos para pedir?

Terminamos de ordenar cuando la rocola comienza a sonar.

— Recuérdame de poner la siguiente canción.

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