Capítulo 39.

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Hoy era uno de los días más calurosos en Stella City, aunque se habían pronosticado lluvias por la tarde. El clima era igual de cambiante que mis estados de ánimos.

Igual que mi relación con Evan.

Un día estábamos sonriendo, bromeando como una verdadera pareja y al otro ya nos estábamos ignorando.

Si este era un juego, no era de mis favoritos.

— ¿Necesitas que te ponga bloqueador solar?

— Por favor.

Gemma se sienta de espaldas hacia mí quitándose la enorme camiseta color blanca—: Levanta tu cabello.

No lo toco. Nunca lo he hecho.

Sé que, aunque suene raro, la mayor fobia de Gemma es que toquen su cabello. Acariciarlo sonaba aún más aterrador.

Nadie. Absolutamente nadie podía tocar su cabello.

— Oh, disculpa — lo aparta con sus manos.

— Está creciendo de nuevo — susurro.

— Lo cortare de nuevo — suspira —. Sabes que no lo dejare arrebazar mis hombros.

— Lo sé, pero apuesto que te quedaría lindo aún largo.

Siento a Gemma estremecerse por lo que se gira para verme —: No, Halley.

Muerdo mi lengua por decir cosas sin sentido.

— Perdón.

Gemma niega con la cabeza.

— Perdóname a mí, suelo ser paranoica con el tema.

Sonrío —: Para nada, no venimos a pedir perdón, venimos a disfrutar del mar — digo levantándome de la manta.

— ¿Evan no va a venir?

— Esta con Nessa — digo quitando mi vestido por la cabeza —. De seguro salieron al cine o algo así, como la pareja que son.

Gemma frunce el ceño.

— ¿Qué? — pregunto desconcertada.

— Nada, solo estaba pensando.

— Como sea, hoy es tarde de chicas — le aseguro.

— Y ya — termina por decir.

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Después de pasar un buen rato nadando y tendidas en la arena decidimos pasar a comer en uno de los restaurantes cerca del puerto.

— Enseguida les traigo sus hamburguesas.

— Gracias. — Gemma le tiende la carta.

— Debí haber aplicado más bloqueador — digo derrotada —. Mis hombros me mataran para mañana.

— Exagerada — rueda sus ojos.

— Ya verás que no soy exagerada, mi piel es...

Me interrumpe —: ¿No habías dicho que Evan estaba con Nessa?

— Sí, ¿Por qué?

— Por qué ella acaba de entrar.

¿Eh?

Me giro y efectivamente ella está aquí. Pero no viene con Evan. En su lugar viene con una chica de cabello color violeta.

— ¿Y Evan? — digo para mí misma.

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