Capítulo 42.

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— Y-yo vine a renovar mi contrato — digo arrastrando las palabras.

Tuerce los ojos —: Estás ebria, llamaré a tu gente.

— ¡No estoy borracha! — las náuseas me invaden.

— ¿Qué quieres a esta hora? Son las tres de la mañana y mamá duerme.

¿Mamá?

— ¿No pierdes el tiempo verdad? — suelta —. Hace una hora te llame y dije que el contrato se anularía y por lo que veo no tardaste en encontrar en alguien.

Me toco la boca y alrededor restos de labial rojo se quedan en mis dedos.

— Ben... Bradley. Él me encontró a mí.

Nessa suelta una carcajada.

— Me das pena, siento mucha lastima por ti.

Ahora yo suelto una carcajada —: ¿Yo te doy lastima? Yo no soy la que se hace la enferma para llamar la atención de Evan.

Abre sus ojos atónita.

— Eres igual o peor que yo. Al menos tú mamá no actúa en soportarme. — escupo —. Evan no actúa cuando me besa.

Digo enfatizando en eso último, más que una mentira, es una verdad. Y como si no lo previera, su mano choca contra mi mejilla y esta arde rápidamente.

— ¡Vete! ¡Vete de aquí! — aúlla.

— ¡No me voy ir de aquí hasta que renueven mi contrato!

— ¡Estás loca! ¡Lárgate ahora!

Estoy por rezongar cuando cierra la puerta en mi cara.

— ¡Perra! — chillo.

No la necesitaba.

Podría hablar con Evan y...

¿Él me elegiría?

Corro de nuevo al auto tomando el volante, necesito llegar a casa.

Quiero que Evan se de cuenta que yo soy su mejor opción, de que yo soy buena para él como él lo es para mí.

¿Cómo puedo hacer que me elija?

Si algo malo me sucediera, no solo él vendría corriendo a mí.

Evan.

Rosetta.

Los tendría devuelta, como Nessa lo hizo.

¿Pero qué haré? ¿Cómo lo haría?

El pitido de un claxon me saca de mis pensamientos las luces pegan en mis ojos. Intento girar el volante, pero lo hago demasiado tarde.

Todo se vuelve oscuro.

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Tome un taxi.

Y recuerdo que no quise ir con Gemma, ni mucho menos ir y discutir con Evan acerca de lo del día anterior. No quise llamar a Rosetta, y decirle que no asistiría al programa. Después de eso estoy segura que fui a casa por mi auto y de ahí en adelante solo son vagos recuerdos.

Un "bip" resuena en mis oídos, intento abrir mis ojos, pero ninguno de los dos cede a hacerlo. Mi cuerpo duele, como si cada uno de mis músculos hubiera sido golpeado cientos de veces al mismo tiempo.
Pero sobre todo mi cabeza se siente como si fuera a estallar.

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