EXCEPCIÓN

Capítulo 23.

—Traigan el guarda ropa de Halley al estudio cuatro — pide Lucía por el woki toki.

Estoy sentada en el sofá con la cabeza hacia atrás. Esperando a que empiece la sesión de
fotos. Evan viene tarde otra vez.

¿Qué clase de novio falso impuntual tengo?

—¿Halley?

Elevo mi cabeza de golpe al escuchar mi nombre.

—¿Wallace?

Me levanto de un brinco y corro hacia él para abrazarlo.

—¿Qué haces aquí? — pregunto asombrada —. Pensé que seguirás de viaje.

—Solo fue un viaje pasajero, nada del otro mundo.

Estaba tal y como lo recordaba, un chico delgado y alto, para no practicar ningún deporte. Su cabello oscuro con alguno que otro rulo, que hace juego con sus tristes ojos oscuros. A diferencia de Evan, Wallace nunca sonríe verdaderamente, solo da una sonrisa forzada que pareciera incomodarle.

Como si sonriera por compromiso.

—¿Cuándo llegaste? — me aparto de él.

—Hace casi una semana.

—¿Y no pensabas avisarme?

—Bueno, sabía que te haría una sesión de fotos. Tenía que ser una sorpresa.

Wallace era uno de los jóvenes artistas más reconocidos es Stella City. Su padre era dueño del instituto de arte más reconocido de la ciudad. A sus casi veintiún años de edad había logrado lo que muchos deseaban; fama, dinero, mujeres y cualquier cosa que pareciera imaginable.

Pero, Wallace... era diferente, un joven solitario la mayor parte del tiempo.

—Espero te quedes por aquí un poco más.

Me da de nuevo una de sus sonrisa —: Sabes que no permanezco mucho tiempo en el mismo lugar.

Lo sabía.

—Wallace, tus cosas están listas — anuncia su asistente.

—¿Preparada?

—Claro que sí.

Wallace comienza a alejarse, pero se gira de nuevo —: Me alegra verte de nuevo.

—Lo mismo digo.

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Estamos en el estudio ya con el primer fondo totalmente blanco.

—¿Y Evan? — pregunto a Ro.

—Tuvo un inconveniente, ya viene en camino.

Un inconveniente llamado Nessa, resoplo.

—¿En verdad estás saliendo con Evan Arwenson? — pregunta Wallace detrás de mí.

Titubeo —:Por supuesto, ¿celoso?

—No por él — ríe.

— Ja,ja,ja— río sarcásticamente —. Ambos tenemos suerte de tenernos.

—¿Y cómo está Nessa?

Mis ojos se ensanchan.

—¿Lo sabes? — murmuro.

—No eres mi única amiga, Evan también lo es.

—¿Por qué no me lo dijiste?

—Por eso me ofrecí, quise visitar a mis amigos. Y qué mejor tenerlos juntos.