Evan.

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¿Cuánto tiempo te toma perderte en una persona?

La tenue luz del amanecer se filtra por la ventana, entre abro mis ojos y la cabeza de Halley se encuentra sobre mi pecho. Sus mechones naranjas rojizo me cubren, expandiéndose por todos lados como una cortina cayendo fluidamente.

Intento tomar mi celular para ver la hora, pero es inútil. No puedo moverme con Halley encima, en su lugar la acomodo.

Acomodo un mechón detrás de su oreja y pongo mis brazos a su alrededor.

Anoche se quedó dormida poco después de que la tomé entre mis brazos, solo lloraba y no quise preguntar el porqué, aunque en el fondo sabía de quién se trataba, pero no insistí.

No son tus asuntos, me dije.

¿Y si era así? ¿Por qué me sentía molesto?

Halley dormita y poco después suelta un ligero suspiro, como avisándome que se encontraba bien. Que estaba bien entre mis brazos.

Con mucho cuidado intentando de no despertarla, recorro mi pulgar sobre su mejilla, intentando borrar cada huella de tristeza, de dolor.
Deteniéndome por más tiempo de lo que planeaba, me concentro en cómo se siente su piel bajo la yema de mis dedos, recordando cada peca, cada lunar, incluso cuento cada una de sus pestañas.

Pero un miedo me invade e intento recordarme que no debería estar tocándola.

Intento recordarme que ella solo está conmigo porqué firmamos un contrato.

Intento recordarme lo bien que me siento con Nessa.

Intento recordármelo...

Pero no lo hago, porque ya me encuentro perdido para intentar recordar. Me visto y voy directamente al piso de abajo.

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Muero de hambre.

Busco en las repisas, y refrigerador en busca de comida. Haría un desayuno decente con el fin de olvidar el día de ayer.

Comienzo a cortar la fruta, preparar la harina para los hot cakes, y azar un poco de tocino.

Pero...

Cuando la mesa está casi lista un golpe me es dado en el estómago.

Había dormido con una chica que no era Nessa, estaba haciendo el desayuno para una chica que no era ella.

¿Cómo lo explicaría?

O Peor aún.

¿Cómo me lo haría entender a mí?

Debes irte ahora.

No era merecedor de compartir el desayuno junto con Lei.

Antes de tomar mis llaves, cojo una libreta y un lápiz para escribir una nota. Por más que quiero quedarme y desayunar con ella, en el fondo sabía que no lo merecía.
Corro escaleras arriba y Halley aún duerme, doy pasos silenciosos hasta dejar la nota en la almohada de su lado.

Salgo de casa, huyo del lugar.

De mí.

De mi corazón para ser precisos.

EXCEPCIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora