Evan.

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Una de mis manos va al volante, mientras que la otra sujeta la mano de Nessa.

—Halley es guapa, no será difícil que crean en su relación.

Suelto una risa por la incertidumbre—: ¿Qué?

—Ellos dirán, ese chico Evan es uno más que cae ante sus encantos.

—Yo no caí en sus encantos — respondo.

Tal vez antes si caí, pero ahora ya soy inmune.

—¿En serio no te atrae ni un poco?

—Es linda, pero no es mi tipo.

—¿No?

Niego —: Siento decírtelo, pero yo ya caí ante cierta chica — la miro de reojo.

— ¿Ah, sí? — dice en tono juguetón —. Entonces debe ser una chica más guapa que Halley.

—Lo es, te lo aseguro.

Me mira divertida —: Entonces tienes suerte.

—La tengo.

Ambos volvemos la vista enfrente, hasta que vuelvo a hablar.

—Lo difícil ya pasó —le aseguro —. Ahora solo es cuestión de tiempo.

Ella deja de mirar hacia enfrente y ahora me mira.

Su sonrisa ya no está.

Y aunque ella no me lo diga, sé que hay duda, el miedo la sigue invadiendo.

—¿Crees que funcione?

—¿Qué está mal? — frunzo el ceño —. Halley aceptó ayudarnos, ella te cubrirá.

Deja caer su cabeza en el respaldo del sillón —: Lo sé, y se lo agradezco, pero sabes que no dejo de tener ciertas inquietudes.

—Nessa, saldremos de esta y cuando estés lista tú serás la que camine a mi lado.

Asiente.

— Debo hacerlo, o de otra manera Halley será la que camine contigo.

Me estremezco de solo escucharlo.

—Date prisa, las chicas mimadas no se me dan. — digo a manera de súplica.

—Solo espera un poco más.

Aprieta mi mano y yo llevo la suya hacia mis labios depositando un beso en ella como símbolo de promesa.

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Después de dejar a Nessa en casa, no dejo de pensar en lo que dijo.

"Halley será la que camine contigo."

No puedo imaginar a otra chica que no sea Nessa, y si así era, me aterraba de tan solo pensarlo.

¿Te aterra pensar estar con la chica que a menudo visita tus sueños?

Agito mi cabeza, amortiguando esa vocecita que hace tiempo no me molestaba. Yo ya tenía a la chica que dominaba mi mente, nadie más.

Pero, ¿Por qué ese pensamiento me rondaba? ¿Por qué la inquietud me llagaba de repente?

¡Basta!

Enciendo la radio y subo la música a todo volumen con el fin de silenciar cada uno de mis pensamientos, en especial los más ruidosos de nombre Halley.

EXCEPCIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora