Capítulo 43.

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Cuatro días después salí del hospital, la prensa esperaba afuera y lo primero que hicieron fue bombardearme con preguntas en relación a Evan.

"¿Dónde estaba esa noche?"

"¿Por qué él no te cuido?"

"¿Evan provocó que te pusieras en ese estado?"

Quería girarme y gritarles que todo esto era mi culpa. Que yo aquí era la única culpable de a ver provocado mi accidente.

Pero no lo dije.

Evan no tenía la culpa y por esa razón le había pedido que no viniera cuando fuera dada de alta.

Sabía que la prensa sería la primera en recibirme, y justamente quería que evitara todo lo que yo había provocado.

Él ahora era el malo del cuento, cuando era todo lo contrario.

— Te ves mejor de lo que creí — comenta Rice cuando me abre la puerta del asiento trasero.

Al estar adentro suelto todo el aire que retenía —: ¿El auto de mi padre...

— En reparación, parte del cofre quedo destrozado.

Aprieto lo ojos, papá estaría decepcionado.

Susan...

— Avísame cuando esté listo.

Rice a mi lado asiente e indica a Mick que me lleve a casa. No a la verdadera, por supuesto.

Reporteros iban y venían detrás de nosotros, no podía arriesgarme a que supieran de mi verdadero hogar.

Cuando estoy en la habitación lo primero que hago es tomar una ducha, quitando aquel olor de hospital que aún me acompañaba.
Me acompañó cuando vi a mi padre por última vez, desde ese día odié el olor a fármacos, tristeza y un poco de esperanza.

Tomo unos pantaloncillos cortos y una sudadera, mi cuerpo aún tiene rostro lleno de contusiones, así como también una torcedura en mi muñeca, pero nada de lo que pudiera alertarme.

La sombra bajo mis ojos es evidente, pero desde el último día que vi a Evan mi preocupación aumento al igual que la incertidumbre arrebatándome el sueño.

¿Qué ocurriría con nosotros?

Me quedo recta sobre mi cama, observando un techo sin estrellas hasta que la puerta se abre.

— ¡Hey! ¡Hey! — me paro sobre mis codos —. ¿Estás mejor?

— Solo tengo molestia en algunas partes del cuerpo, pero estoy bien.

— ¿Quieres que te cocine algo en especial? — Ro estira su mano para acomodar un mechón detrás de mi oreja.

— Estaría genial algo de carne — digo sincera.

— Estofado de carne será.

Quiero preguntar si Evan vendrá, o tan siquiera si ha preguntado por mí. En su lugar me trago esas palabras y solo digo lo primero que pensé al verla entrar por esa puerta.

— Ro, yo lo siento. No pensé...

— Ya pasó, lo importante ahora es que estás bien.

Asiento avergonzada.

— Esta noche nos quedaremos aquí.

—Gracias, pero deberías...

— Nada de eso, los chicos creyeron que una pijamada de bienvenida sería una buena idea.

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