Cheng Wuang.... ¿Nuevo Emperador?

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Cheng Wuang estaba sentado sobre su cama mientras limpiaba su espada con un pañuelo de algodón, cuando de pronto, uno de los soldados entró repentinamente a su habitación.

Cheng Wuang levantó una ceja y le dio un vistazo: -¿Qué pasa?

El hombre estabilizó su respiración: - Joven amo, ¿Cuáles son sus órdenes? No había escuchado nada acerca de una visita al Palacio del Emperador Lin Xiao.

-Ah, jaja- Cheng Wuang se rió entre dientes y puso de un lado su espada, cruzando sus piernas y sosteniendo su rostro. - Simplemente es una visita repentina, me di cuenta de que no tengo el poder suficiente como para encontrar a mi esposa, así que deseo visitar al Emperador en busca de ayuda.

Lin Mao tragó saliva: - Joven amo, ¿puede prometerme que solo va en busca de un consejo?

Cheng Wuang resopló, y sonrió levemente antes de hablar con voz gutural: - ¿Qué pasa? ¿No confías en mis palabras? No tienes que tener miedo, no le haré nada.

Se puso de pie y le dio una palmada en la espalda a Lin Mao, se acercó a su oído y susurró: - ¿Acaso crees que le haría daño a la única persona que puede ayudarme a encontrar a mi esposa?

Diciendo esas palabras con un tono pícaro, salió de su habitación con un porte bastante erguido.

Lin Mao frunció el ceño y se secó el sudor de la frente.

El cielo se coloreó de color naranja y Cheng Wuang salió del Salón BangXiu, su madre lo acompañó hasta la puerta y sujetó sus manos.

-Ah-Wuang, ¿por qué irás a visitar a Lin Xiao?

Cheng Wuang soltó las manos de su madre: - ¿No te lo dije ya?

Dao Xiang se mordió el labio inferior: - ¿Es necesario que vayas justo cuando va a anochecer? ¿Por qué no esperas a que amanezca...?

Cheng Wuang sonrió: - Prefiero que sea de noche, es más cómodo, ¿no crees?

La mujer sostuvo su hombro y lo enfrentó con la mirada: - Hijo, sé que quieres encontrar a Nayeon, pero... ¿Es necesario que lleves a todo un ejército para visitar a Lin Xiao?

Cheng Wuang tomó la mano de su madre y la apartó: - No te preocupes, prometo que volveré mañana a primera hora.

Caminó lejos de su madre y dio la orden de avanzar.

Dao Xiang puso sus manos sobre su pecho, su expresión llena de preocupación: ¿Qué piensa hacer, Cheng Wuang?

Alrededor de quinientos hombres acompañaron a Cheng Wuang. La luna estaba llena y iluminaba su camino.

El Palacio del Emperador Lin Xiao era un edificio bastante lujoso y hermoso, sus jardines estaban muy bien cuidados y los tres hijos legítimos de Lin Xiao estaban educados para ser personas nobles y para reinar las siete grandes sectas.

Todo era perfecto en ese palacio, excepto la seguridad.

Lin Xiao era un hombre bastante pacifico, que no pensaba necesitar un ejército de hombres para una probable guerra. El número máximo de soldados que escoltaban el palacio eran unos trescientos y cuatrocientos, pero siempre estaban holgazaneando o bebiendo vino, por lo que si atacaban en un momento dado, estarían completamente desprevenidos.

La tez de Cheng Wuang era excepcionalmente blanca y el brillo azul en sus ojos se había vuelto ligeramente de un tono carmesí.

Lin Mao caminaba bastante cerca de él para inspeccionar si había algo mal en su expresión, pero no pudo detectar nada fuera de lo normal.

El amor está oculto como el fuego en la piedra. [Reescribiendo] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora