CAPITULO 63 (Pum- Segunda Parte)

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Mia

La violencia no lleva a ninguna parte

Mi madre me enseñó a no utilizarla como primer recurso, que es la última opción. "Diálogo cielo, los golpes no solucionaron las guerras" - era su frase estrella. He de admitir que no segui ese consejo al apuntarme a las competiciones de boxeo pero Aaron tampoco es partidario de esa frase.

Su aspecto luce más intimidante que de normal.

Los músculos de sus brazos se tensan bajo la camiseta blanca que marca ese cuerpo.

Debería de ser delito permitir que salga a la calle. Aún tengo pensamientos asesinos con la cantidad de mujeres que se acercan a él, sin importar que yo esté a su lado con nuestras manos entrelazadas. Por otro lado, estoy madurando poco a poco, eso no significa que el vaya a hacerme daño. Muchos insultos pueden definir a mi novio pero infiel no es uno de ellos. Es un idiota pero me quiere, sé que lo hace.

¡Mierda!

Me estoy distrayendo de la situación

No quiero mentirle pero tampoco estoy preparada para lo que va a ocurrir a continuación. De todas formas, ya nos ha pillado.

Sus labios se abre como si le costara hablar antes de y gritar alterado:

- !¿Qué mierdas hacéis aquí?!

Sin esperar respuesta se acerca a su mejor amigo, y lo coge por la camiseta. Stiles no se inmuta, está más que acostumbrado a ese clase de temperamento.

- ¿¡Cómo se te ocurre traerla a la sala de tiro!? !¿De verdad creías que no iba a enterarme?! - sigue elevando la voz llamando la atención de las personas de nuestro alrededor. Sus ojos azules están rojos como si fuera un demonio. No esperaba esa reacción.

- Tiene que aprender a defenderse de una puta vez, Aaron. Es necesario que lo haga y tú no ibas a estar de acuerdo- puntualiza Stiles restando importancia al asunto. Dios, va a arruinarse en el dentista si sigue hablando.

- Por supuesto que no. Mírala, ¡Está embarazada, maldito imbécil!- señala sin mirarme. Los policías de mi lado se giran en mi dirección y desvian la mirada a mi estómago. ¿Tan gorda estoy?

Aaron le da un puñetazo en la mandibula y lo deja caer al suelo. Ahogo un chillido de horror y escondo la pistola detrás de mi espalda por actoreflejo. Ya la ha visto idiota- canta esa vocecita en mi cabeza.

- ¡No es su culpa! Fui yo la que le pedí que me enseñara- defiendo a la pobre morsa moribunda. Un brillo de dolor se refleja en los ojos de mi chico al oir mis palabras.

- ¿Por qué no me pediste ayuda a mi, Mia? - pregunta con la intención de sonar tranquilo y sereno aunque no lo consigue. Me limito a responder pero su atención ya se ha puesto en mi vestimenta, frunce el ceño enfadado.- ¡Ni siquiera llevas el chaleco, joder! Se acabó, dame la pistola ahora mismo.

Ruedo los ojos, y le tiendo el arma cansada. Él se la devuelve al encargado de guardarlas y vuelve a mi.

- ¿Contento, O"Brien?- lo pico a propósito, él ignora el mote y frota su cara con las manos. Está conteniéndose para no montar una escena. - Estás comportandote como un capullo.

Aaron Donde viven las historias. Descúbrelo ahora