CAPITULO 34 (Con una condición)

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Mía

El camino a casa ha sido muy lento

Tengo tanto sueño que no soy capaz de descifrar ni una palabra de lo que están hablando pero sé que Aarón ha matado al jefe de los dientes podridos.

Bueno a él y a todos sus súbditos. Las chicas que trabajan haciendo striptease se han marchado corriendo al oir los disparos al igual que los clientes babosos.

- Buenas noches, guapa- se despide de mi Stiles abriendo los ojos de par en par cuando Aaron lo fulmina con la mirada- Buenas noches, orco de mordor.- vuelve a fulminarlo- ¡Joder, estoy harto! ¿Soy cariñoso o borde con ella?

- Mejor que seas borde- contesta desde el sofá mi hermana enfadada con la actitud de su novio. Stiles la observa divertido y pone los ojos en blanco sentándose a su lado. -Dejame en paz.

- Dejemos a los tortolitos-sonrie Aaron  subiendo las eternas escaleras conmigo en brazos. Mi nariz aspira el olor de su camiseta inconscientemente. Hace un rato que se ha duchado y se ha cambiado de ropa para dormir, el aroma de este hombre es mi droga.

Después de eso no vuelvo a escuchar  nada más. Me he quedado dormida como un bebé babeando el pecho del chico que se ha acostado a mi lado en la cama.
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A la mañana siguiente palpo las sábanas sin abrir los ojos y me incorporo confundida al no encontrar a mi novio dormido.

Diablos, siempre se despierta antes que yo. ¿Que hace para madrugar tanto?

No es humano- pienso desviando la mirada a la hora que marca en la pequeña pantalla del reloj. 7:21 AM

- Hola pequeño peludo- saludo a mi perro al salir de la habitación descalza. Este mueve un poco las orejas al escuchar mi voz pero no se levanta a recibirme, es igual de vago que la dueña.

La habitación de Stiles y Molly está cerrada por lo que supongo que aún estarán dormidos como cualquier persona normal a estas horas. Al llegar a las escaleras bajo con cuidado de no volver a caerme como la última vez.

- Mmmm- gimo de placer disfrutando del olor a tostadas. La ancha espalda de Aaron me da los buenos días mientras está concentrado en cocinar algo. Lleva los cascos de música puestos por lo que no se ha enterado de mi presencia.

Su mano derecha mueve el cucharón con el que está hirviendo agua caliente. ¿Que estará haciendo a estas horas? Que chico más raro.

- Te dije que no me volvieras a llamar- habla de repente justo cuando voy a tocarle el brazo para que me mire.

Mi instinto de cotilla me ordena que me esconda detrás de la pared y corro de puntillas para que no me descubra.

Alguien lo ha llamado pero no puedo averiguar quién es si tiene los auriculares puestos.

- Estoy ahora con ella- continúa diciendo Aaron dejando de cocinar con un largo suspiro.- Te dije que no iba a hacerlo, deja de llamarme.

¿De qué esta hablando? Sé que se refiere a mi con la primera frase pero no entiendo la conversación.

¿Será otra chica? Juro que como sea eso le cortaré los testículos. No puede ser, él no. No lo veo capaz de hacerme eso...¿O si?

- Dejaste de ser mi padre hace mucho-murmura furioso dejándome de piedra. ¿Que tengo que ver yo en las conversaciones con su padre?

Nunca habla de él ya que siempre cambia de tema las pocas veces que le he preguntado pensando que no me daba cuenta de sus intentos de distraerme. Ni siquiera sabía que seguían teniendo relación a excepción de los encargos de droga.

No sé muchas cosas de ese hombre pero Aaron me contó las suficientes para saber que es un hijo de puta de los gordos.

- Está bien. Adiós.- se despide cortante antes de colgar. Su rostro se queda paralizado cuando se gira a darme la cara y me descubre con las manos en la masa. MIERDA. - ¿Que haces ahí escondida?

Eso mismo me decía mi madre de pequeña antes de regañarme por espiar las conversaciones que tenía con sus amigas. Por desgracia, ya no puede hacerlo.

¿Es normal que me ponga triste por mi madre ahora mismo?

- Creo que hay algo que no me has contado- respondo directamente sin molestarme en disimular. De todas formas, ya me ha pillado.

Sus ojos azules me observan inyectados en sangre pero no me dice nada. Eso no es bueno.

- Te lo contaré en otro momento-zanja el tema con tranquilidad volviendo a centrar su atención en lo que estaba cocinando.

¿Quiere cambiar de tema? Genial pero no se va a librar.

Juro por mi nombre que me enteraré que me estás ocultando Aaron O'Brien.- pienso para mi misma tragando saliva con rencor. Me conoce lo suficiente para saber que no voy a parar hasta enterarme de todo.

- ¿Que estás...?

- Espaguetis a la carbonara- se adelanta a mi pregunta echando los espaguetis en el agua hirviendo.

- Espaguetis a las siete de la mañana- me río arqueando las cejas. Luego me dice a mi que soy rara.

Este solo se encoge de hombros como si fuera lo más normal del mundo y saca de la nevera los ingredientes que va a utilizar. Entre ellos panceta,queso parmesano, nata para cocinar, cebolla, aceite,sal y pimienta negra.

-Me estás distrayendo- se queja con un resoplido mientras cojo un poco de queso para comermelo. Me encanta este queso.

Me gustaría seguir discutiendo con el sobre la conversación que acabo de escuchar pero otro pensamiento pasa por mi cabeza recordándome algo.

La competición de boxeo. Hoy es el combate que tenía con Josh.

- Hoy peleo contra ese chico...- susurro asustada con la idea haciendo que el rubio deje la cuchara de golpe. No estoy preparada para ganar, apenas he entrenado esta semana.

- Pensé que después de esta noche se te había olvidado- admite dejando el fuego en marcha para acercarse a mi.

Sus manos se colocan sobre la encimera a ambos lados de mis caderas haciendo que me quede atrapada por su enorme cuerpo. Su mirada me intimida más que nunca pero no me aparto.

- No voy a dejar que ese hijo de puta pelee contra ti- aclara con dureza poniendo esa voz de superioridad que tanto odio. - Va a matarte, Mía.

-Esa es la confianza que tienes en mi...-bufo colocando las manos en su pecho para empujarlo pero no consigo moverlo ni un centímetro.Una sonrisa de sabelotodo aparece en sus labios señalando lo que acabo de hacer.- Que no tenga más fuerza no significa que vaya a ganarme.

-Confio en ti princesa pero no voy a dejar que te subas a ese ring. No tienes ni puta idea de cómo es Josh...

-Aaron- lo interrumpo rodeando su cuello con mis brazos. Sus manos acarician mis piernas y me coge por los muslos sentando mi trasero sobre la encimera sin apartar sus ojos de los míos. - Te quiero muchísimo- susurro de repente besando sus labios. Este me sigue el beso con confusión masajeando su lengua con la mía unos minutos antes de apartarme y añadir: - Pero subiré a ese ring con o sin tu permiso, con y sin tu apoyo. Digas lo que digas participaré en la competición, si me quieres cállate y ven a verme esta noche.

- Te quiero más que a nadie pero no pienso ver cómo Josh te deja inconsciente delante de mis ojos -masculla furioso dándose cuenta de que no puede hacer nada para hacer que cambie de opinión. - No vayas Mía, por favor.

- Me quedaré en casa con una condición- sugiero con una sonrisa. Una luz de esperanza aparece en sus pupilas mientras espera con la mandíbula apretada.- Que me explíques que me estás ocultando.

Un suspiro sale de su boca dándome a entender que no puede decírmelo.

¿Que clase de mentira tiene que ser para que prefiera que pelee con Josh?

- Nos vemos esta noche, Aaron.


-Hola.¿Qué tal? Espero que os guste el capítulo.

Os adoro.















Aaron Donde viven las historias. Descúbrelo ahora