CAPITULO 20 (Revelaciones)

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Mia

A la mañana siguiente la cabeza me da tumbos cuándo abro los ojos.

Dolor de cabeza, dolor de barriga, dolor de piernas. Y mierda la cara me duele como el infierno, tengo muchisimas heridas por todas partes.

Náuseas.

Muchas náuseas.

-Joder-murmuro levantándome de la cama. Apoyo los pies sobre el suelo tambaleando mi cuerpo sin equilibro. No creo que sea capaz de caminar sola.

-¿Mia...?-pregunta esa voz dormida desde la cama. Aaron me observa con cara de no haber dormido en toda la noche y se levanta corriendo al ver mis pésimas condiciones-Me deberías de haber despertado, estás horrible

-¿Gracias?-respondo irónicamente ofendida mientras él me lleva hasta el baño soportando todo mi peso. De reojo, miro la hora en el reloj que hay colgado del techo. Son las cuatro de la mañana.

-Me referia a que sigues enferma porque la droga sigue en tu cuerpo. No me referia a tu físico, eres preciosa. Siempre lo eres-susurra en voz baja como si no quisiera que lo escuchara. Cuando me encuentre mejor tengo que hablar con él. Piensa que no me enteré pero dijo que me queria antes de que esos tios entrarán a matarnos. Lo recuerdo, lo recuerdo perfectamente.

Me arrodillo en el baño y siento como suelta un suspiro de cansancio detras mia. Sus manos sujetan mi pelo mientras expulso todo lo malo quedándome vacia.
Siento un poco de vergüenza de vomitar delante suya, seguramente le está dando muchísimo asco pero no dice nada. Ya me encuentro mejor.

-¿Ya estás mejor?-pregunta preocupado agachándose a mi altura al ver que me he quedado sentada después de lavarme bien los dientes. Niego con la cabeza-Si es por lo de esta noche lo siento muchísimo...

-No te disculpes, Aaron. Fue mi culpa al ir yo sola a escondidas. Me lo merezco-digo con una mueca dejando que me ayude a ponerme de pie. Sus ojos azules desprenden tanta rabia que casi me suelta y me deja caer de culo-Eres un idiota.

-Tú eres la idiota. No vuelvas a decir eso-masculla entrecerrando los ojos. Su pelo está ligeramente despeinado y alzo la mano por actoreflejo para acariciarlo con los dedos.

-Solo que... Acabo de acordarme de  las competiciones del gimnasio... Aún tengo que patearle la cara a ese tal "Josh"-sonrio bajando la mano a su mandibula. Noto como todos los músculos de esta se tensan y frunce el ceño perplejo. Ya no se acordaba de eso.

-Tú no vas a acercarte a ese tio. Olvídate de eso-zanja el tema volviendo a tumbarse a mi lado en la cama. Otra conversación que queda pendiente-Ven aquí, princesita. Ya me has cabreado lo suficiente.

Sus ojos bajan a mis labios y obedezco acercándome a él. Me encuentro tan mal que no me apetece quejarme de nada.

Su mano derecha rodea mi mejilla y sonrio agusto de recibir su tacto cerrando los ojos. Su frente se apoya en la mia y abrazo su cuerpo con las piernas buscando calor corporal. Tengo muchísimo frio.

Justo cuándo estoy apunto de dormirme abro lo suficiente los ojos comprobando que está observandome fijamente.

-Aaron. ¿Puedo preguntarte algo?-toso incómoda sin saber como sacar el tema. Este asiente con la cabeza confuso-Mmm...Sé que dijiste que me querias.

-¿Eso es una pregunta?-bromea mostrando una media sonrisa. Sus manos acarician la curva que recorre mi espalda por debajo de la camiseta y me estremezo nerviosa esperando a que diga algo más-Tu dijiste lo mismo en la carta. ¿De eso no tienes nada que decir?-añade empeorando el momento. Una risa sale de su garganta al ver mis mejillas rojas y intento ocultar mi cara de su mirada de diversión-No tienes que tener vergüenza, Mia.

Aaron Donde viven las historias. Descúbrelo ahora