Extra (¡Leer si o si!)

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Aaron

Seis años atrás

- Padre - dije con rabia. No me gustaba que me llamaran, ni enviaran mensajes. Utilizar el móvil,  en general. Y en una hora, Orlando me había llamado siete veces. - ¿Qué coño quieres?

No tiene huevos de hablar conmigo en persona. Es un maldito cobarde.

- No me llames así, es asqueroso. Eres un hombre, no te ablandes. - ordenó, El comentario fue un golpe directo a mis escasos sentimientos. Así es cómo me educó desde que mi madre murió en un "accidente".

Abusar de un niño, matarlo de hambre, arruinar sus estudios, ir con él de prostitutas, y meterlo en el mundo del narcotrafico. Eso no define bien el concepto de "Buen padre" pero él lo veía correcto. Hijo de puta.

- ¿Que coño quieres? - repetí llamando la atención de los chicos que entrenaban a mi alrededor. Le dí un gancho derecho al saco con la mano que no sujetaba el móvil. Soltó una carcajada.

- Asi me gusta, O"Brien. ¿Dónde estás?

- En el gimnasio - respondí de malhumor. Si hay un sitio dónde no pueden tocarme los huevos es en el gimnasio. Era mi lugar para relajarme y desconectarme de los problemas.

- Cómo no...- dijo irónico. - Los encargos son tu mayor preocupación, que no se te olvide.

- Tienes cinco minutos para que cuelgue- le avisé. Primera advertencia, no hay dos. La puerta del gimnasio se abrió pero no me giré. Supuse que Josh había llegado, ese capullo era un maldito impuntual.

- Dentro de dos horas se hará el nuevo encargo. Se trata de matar a dos chicas. Más tarde te daré la información necesaria. - suspiró con pesadez. Ya lo imaginaba, en el sillón de su despacho, sonriendo cómo un enfermo.

- Sin problema. Adiós- le colgué.

Helen, la recepcionista miró en mi dirección. Una chica a su lado hizo lo mismo. Lo más probable es que esté preguntando por un puesto de trabajo.

No me replantee que se apuntara como alumna hasta que entró a la sala de entrenamiento. ¿Cómo?

¿Ambiente femenino en las competiciones? En los diez años que estoy aquí, sólo he conocido a dos mujeres, una es la señora de la limpieza y la otra, es Helen.

¿El motivo principal? La mala fama del gimnasio. Es conocido por ser el único de la ciudad en el que, sólo hay hombres.

Peter está desesperado en encontrar a una chica que se atreva a entrar por esa puerta. Ninguna ha tenido la valentía de hacerlo.

Excepto, ella.

Cabello castaño, ojos azules, piel blanca, labios gruesos, nariz recta y menuda. Busqué imperfecciones en su rostro pero no existían. Joder, esa chica era guapísima, me mordí el labio inferior.

Entró al vestuario de las mujeres y en menos de un minuto, volvió a salir con una mueca de asco. Sonreí.

Antes de que me pillara mirándola como un acosador, proseguí con el entrenamiento. No podia estar distraído, y menos desconcentrarme por una simple tía. El boxeo es mi mayor reto y preocupación.

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