CAPITULO 44 (Control)

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Mia

A la mañana siguiente, me despierto con el irritante sonido de la alarma, me visto con una simple camiseta de tirantes y unos leggins negros y salgo del apartamento de mi amiga con mi enorme bolsa de deporte colgando del hombro.

Se que no es la mejor opción pero es lo primero que se me ha ocurrido, lo que menos me apetecía al abrir los ojos es tener esa conversación pendiente con Aaron. No estaba preparada para enfrentarlo de buena mañana.

- Buenos dias- saludo educamente cuando el taxi se detiene para que suba y me incorporo en los asientos traseros. Mi cara palidece al ver quien es el conductor, es la misma mujer de la otra vez. Olivia, la madre de Josh.

- Buenos dias, guapa- habla amablemente sin preguntar a dónde me dirijo. Arranca el coche y empieza a conducir hacia el gimnasio, no entiendo nada. - ¿Cómo estás?

- Usted...yo gané a su hijo en la competición...

- Lo sé - asiente mirándome por el retrovisor como una madre orgullosa.¿Por qué no explota? ¡Casi mato a su hijo! El silencio me está matando.

Tras varios minutos conduciendo sin decir ni una palabra, baja la música y coge aire para hablar.

- Amo a Josh con todo mi corazón pero no fue justo lo que hizo. Admiro muchísimo lo que hiciste en ese ring, desde luego, eres una mujercita muy luchadora, Mia- me felicita sin elevar el tono de voz ni un poco. Sus labios se encurvan ligeramente. - No te conozco lo suficiente y tal vez, me dejé llevar por los malos rumores de tu novio. Mi hijo me dijo lo asustado que estaba esa noche mientras te veía pelear, ¿Cómo te va con él?

Buena pregunta

- Genial- miento apoyando la cabeza en la ventana. Mis ojos se mantienen fijos en los árboles que rodean las carreteras urbanas.

La señora asiente con la cabeza sin terminar de creerme pero no insiste al respecto. El señor que conduce el coche de al lado la insulta por saltarse un semáforo en rojo, esta mujer es una ilegal de la vida.

Veinte minutos más tarde, estaciona el taxi en la puerta principal del gimnasio. Saco un par de billetes de la cartera y tiendo la mano para que lo coja.

- No es necesario.

- La última vez no me dejaste pagar. Acéptalo, por favor- digo dejando el dinero entre sus dedos sin que le de tiempo a rechistar. Olivia sonrie forzadamente y cede a regañadientes.

- Si luego no puedes volver a casa, llámame.

- Muchas gracias, Olivia

- No hay de qué, bonita- es lo último que dice antes de que salga del coche. Cierro la puerta y me despido con la mano esperando a que desaparezca de mi campo de visión para entrar al gimnasio.

Mi móvil vibra en el bolso deportivo y le echo un vistazo sin poder evitarlo. Aaron

¿Siempre tienes que huir de mi, princesa?

Dime dónde estás, no puedes hacer esto cada noche que duermes conmigo

Mia, responde

Lo digo enserio. Me estoy cabreando.

Mia

Pongo los ojos en blanco. Tan sobreprotector como de costumbre, hay cosas que no cambian.

Vuelvo a guardar el móvil y empujo las puertas del sitio que tanto echaba de menos. Mis labios emiten un chillido de sorpresa al ver lo que ha cambiado todo.

Aaron Donde viven las historias. Descúbrelo ahora